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Capítulo
Índice glucémico
y carga glucémica
Sarah K. Khan
Índice glucémico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 937 Inflamación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 939
Cáncer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 939
Carga glucémica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 938
Conclusiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 939
Prevención de patologías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 938
Diabetes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 938 Directrices clínicas prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 942
Enfermedades cardiovasculares. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 938
En la actualidad, la American Diabetes Association (ADA) no sado nuevos conocimientos sobre la relación entre los efectos fi-
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reconoce el papel del índice glucémico (IG) en el tratamiento siológicos de los alimentos ricos en carbohidratos y la salud . El
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de la prevención de patologías. Según su revisión, las dietas con IG mide la velocidad con la que un hidrato de carbono consumi-
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un IG bajo pueden reducir la glucemia posprandial, pero puede do influye en los niveles séricos posprandiales de glucosa duran-
resultar difícil mantenerlas a largo plazo. La ADA sostiene que te un período determinado. Por definición, el IG compara canti-
se precisan indicios adicionales para apoyar los beneficios glu- dades iguales de carbohidratos disponibles en alimentos y ofrece
cémicos y lipídicos de las dietas con un IG bajo . Sin embargo, una medida de la calidad de dichos carbohidratos. Sumando la
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los datos de una posterior revisión sugieren que debe incorpo- cantidad de azúcares, almidones, oligosacáridos y maltodextri-
rarse la información sobre IG en los materiales de intercambio y nas disponibles pueden calcularse los carbohidratos disponi-
enseñanza específicamente para la prevención de patologías bles . De hecho, el IG es un indicador de la respuesta glucémica
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como diabetes, enfermedades cardiovasculares, inflamación y, relativa a los carbohidratos de la dieta. La glucosa y el pan blanco
quizá, algunos cánceres. En este capítulo se revisan las defini- a menudo se utilizan como valores de referencia, porque provo-
ciones de IG y de la carga glucémica (CG), así como los estudios can el incremento más rápido y drástico de los niveles de gluce-
que demuestran su posible uso en la prevención de enferme - mia. En la evaluación de los alimentos individuales, la glucosa y
dades. el pan blanco reciben un valor de 100, el índice máximo posible.
A todos los alimentos restantes se les asignan valores proporcio-
nalmente más bajos según la medida en que influyen en la glu -
cemia, en comparación con glucosa o pan blanco . En la actualidad
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se considera que el IG es una clasificación fiable y fisiológica-
Índice glucémico mente basada de los alimentos conforme a sus efectos glucé -
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micos posprandiales . Por ejemplo, en individuos sanos, se ha
El IG ha demostrado ser un concepto nutricional útil –la clasifi- demostrado que un incremento gradual del IG predice las eleva-
cación química de los carbohidratos (simples o complejos, azú- ciones graduales de los niveles posprandiales de glucemia y/o in-
cares o almidones, disponibles o no disponibles)– que ha impul- sulina (fig. 87-1) .
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