Page 33 - La teoría del todo
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luz  alguna?  Sería  como  buscar  un  gato  negro  en  un  depósito  de  carbón.
           Afortunadamente  hay  una  manera,  pues  como  señaló  John  Michell  en  su  artículo
           pionero en 1783, un agujero negro sigue ejerciendo una fuerza gravitatoria sobre los
           objetos  vecinos.  Los  astrónomos  han  observado  varios  sistemas  en  los  que  dos

           estrellas  orbitan  una  alrededor  de  la  otra,  atraídas  mutuamente  por  la  gravedad.
           También  han  observado  sistemas  en  los  que  solo  hay  una  estrella  visible  que  está
           orbitando en torno a alguna compañera invisible.
               Por supuesto, no se puede concluir de inmediato que la compañera es un agujero

           negro. Podría ser sencillamente una estrella demasiado débil para verse. Sin embargo,
           algunos de estos sistemas, como el llamado Cygnus X-I, son también fuentes intensas
           de  rayos  X.  La  mejor  explicación  para  este  fenómeno  es  que  los  rayos  X  son
           generados por materia que ha sido arrancada de la superficie de la estrella visible.

           Mientras  cae  hacia  la  compañera  invisible  adquiere  un  movimiento  en  espiral  —
           parecido  al  movimiento  del  agua  cuando  se  vacía  una  bañera—  y  se  hace  muy
           caliente, emitiendo rayos X. Para que funcione este mecanismo, el objeto invisible
           tiene que ser muy pequeño, como una enana blanca, una estrella de neutrones o un

           agujero negro.
               A partir del movimiento observado de la estrella visible se puede determinar la
           mínima masa posible del objeto invisible. En el caso de Cygnus X-I, esta es de unas
           seis  veces  la  masa  del  Sol.  De  acuerdo  con  el  resultado  de  Chandrasekhar,  es

           demasiado grande para que el objeto invisible sea una enana blanca. Es también una
           masa demasiado grande para ser una estrella de neutrones. Parece, por lo tanto, que
           debe de ser un agujero negro.
               Hay otros modelos para explicar Cygnus X-I que no incluyen un agujero negro,

           pero  todos  son  bastante  inverosímiles.  Un  agujero  negro  parece  ser  la  única
           explicación realmente natural para las observaciones. Pese a ello, tengo hecha una
           apuesta con Kip Thorne, del Instituto de Tecnología de California, a que Cygnus X-I

           no contiene un agujero negro. Esta es para mí una forma de cubrirme. He trabajado
           mucho  sobre  los  agujeros  negros  y  todo  se  echaría  a  perder  si  resultara  que  los
           agujeros negros no existen. Pero si así fuera, al menos tendría el consuelo de ganar mi
           apuesta, que me proporcionaría una suscripción de cuatro años a la revista Private
           Eye.  Si  los  agujeros  negros  existen,  Kip  solo  tendrá  un  año  de  suscripción  a

           Penthouse, porque cuando hicimos la apuesta en 1975 estábamos seguros al 80 por
           ciento de que Cygnus era un agujero negro. Ahora diría que estamos seguros casi al
           95 por ciento, pero la apuesta todavía tiene que dirimirse.

               Hay pruebas a favor de los agujeros negros en otros varios sistemas en nuestra
           galaxia,  y  a  favor  de  los  agujeros  negros  mucho  mayores  en  los  centros  de  otras
           galaxias y cuásares. También cabe considerar la posibilidad de que hubiera agujeros
           negros con masas mucho menores que la del Sol. Tales agujeros negros no podrían
           formarse  por  colapso  gravitatorio,  porque  sus  masas  están  por  debajo  de  la  masa

           límite  de  Chandrasekhar.  Las  estrellas  de  esta  masa  pequeña  pueden  mantenerse



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