Page 364 - El cazador de sueños
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y vio que se lo llevaba el viento. Detrás del cobertizo pasaban cortinas de nieve que
barrían el corral vacío y acumulaban verdaderas montañas al pie del establo. Era una
locura pretender ir a algún sitio. Nos hará falta un Sno-Cat, [10] al menos para
empezar, pensó Owen; a medianoche, un cuatro por cuatro no serviría de nada. Con
este tiempo…
—Matar a Kurtz —dijo Henry—. Es la respuesta. Sin nadie que dé órdenes será
más fácil escapar, y es una manera de dejar en suspenso la… la limpieza biológica.
Owen profirió una risa seca.
—Lo dices como si fuera facilísimo —dijo—. Underhill cero cero, licencia para
matar.
Encendió otro cigarrillo, juntando las manos alrededor del mechero y la punta del
pitillo. Más vale que lleguemos deprisa a algunas conclusiones, pensó, o me moriré
congelado.
—¿Por qué es tan complicado? —preguntó Henry, a pesar de que ya lo sabía.
Owen notó (y oyó a medias) que intentaba no verlo, para no empeorar aún más las
cosas—. Entras y le pegas un tiro.
—No funcionaría. —Owen le envió a Henry una imagen rápida: Freddy Johnson
(y otros miembros de lo que recibía el nombre de cuadro de Imperial Valley)
vigilando la caravana de Kurtz—. Tiene micros. A la que le pase algo, vendrán
corriendo los tíos duros. No digo que no se le pueda pegar un tiro; lo más probable es
que no, porque va igual de protegido que un capo colombiano del narcotráfico, sobre
todo estando de servicio, pero no es imposible. Me precio de no ser del todo malo. La
pega es que sería una misión suicida. Si ha reclutado a Freddy Johnson, es que debe
de tener a Kate Gallagher y Marvell Richardson… Cari Friedman… y Jocelyn
McAvoy. Son duros, Henry, tanto ellos como ellas. Yo mato a Kurtz, ellos me matan a
mí, y los jefazos que dirigen este circo envían a otro limpiador, algún clon de Kurtz
que remate la faena. Eso si no eligen directamente a Kate, que, con lo chalada que
está, no me extrañaría. Es posible que los del establo tuvieran doce horas de prórroga
para morderse las uñas, pero no se salvarían de la quema. La única diferencia es que
tú, en vez de tener la oportunidad de darte un paseíto conmigo por la nieve, te quemas
con el resto, mientras tu amigo, el que dices que se llama Jonesy, se va a… ¿adonde?
—Eso de momento me lo guardo por prudencia.
Owen buscó el dato con sus dotes de telepatía, y hubo un momento en que captó
una visión borrosa y desconcertante: un edificio alto y blanco en medio de la nieve,
cilíndrico, como un silo. Después la imagen desapareció en beneficio de otra, la de un
caballo blanco pasando al lado de un letrero. En el letrero ponía en letras rojas
BANBURY CROSS, y encima una flecha.
Soltó un gruñido entre humorístico y exasperado.
—Estás haciendo interferencias.
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