Page 361 - El cazador de sueños
P. 361

byrus) ya han desaparecido. A los que no les mató el medio ambiente (como al final
           de La guerra de los mundos, cuando los microbios matan a los marcianos), les habéis
           matado  vosotros  con  las  ametralladoras.  Ahora  sólo  queda  uno,  supongo  que  mi

           fuente de información, y en sentido físico también ha desaparecido.
               »Punto dos. Las comadrejas no trabajan. Como todos los cánceres, últimamente
           se comen a sí mismas hasta morir. Las comadrejas que escapan del intestino grueso o

           de las entrañas mueren rápidamente en un entorno que ellos encuentran hostil.
               »Punto tres. El byrus tampoco funciona muy bien, pero si le dan una oportunidad,
           tiempo  de  esconderse  y  de  proliferar,  podría  pasar  por  una  mutación.  Aprender  a

           adaptarse.
               —No podrá —dijo Underhill—, porque vamos a dejar chamuscado todo Jefferson
           Tract.

               Henry tuvo ganas de gritar de rabia, y debió de notársele, porque se oyó un golpe:
           era Underhill, que se había sobresaltado, y cuya espalda había chocado con la endeble

           pared del cobertizo.
               —Lo  que  hagáis  aquí  al  norte  no  tiene  ninguna  importancia  —dijo  Henry—.
           Vuestros reclusos no pueden propagarlo, las comadrejas tampoco, y el byrus, por sí
           solo, tampoco. Si los vuestros desmontaran las tiendas ahora mismo y dejaran esto

           vacío, se las arreglaría el medio ambiente para borrar toda esta tontería como una
           ecuación mal hecha. Para mí que los grises se han presentado de la manera que se han

           presentado  porque…  coño,  es  que  no  se  lo  creen.  Sospecho  que  era  una  misión
           suicida, con una versión gris de vuestro Kurtz al mando. Es algo tan fácil como que
           no les entra el fracaso en la cabeza. Piensan: «Siempre ganamos.»
               —¿Como…?

               —Pero en el último minuto, o a saber si en el último segundo, uno de ellos ha
           encontrado  a  una  persona  que  casi  no  se  parece  en  nada  a  las  demás  con  quienes

           habían tenido contacto los grises, las comadrejas y el byrus. Es el agente de contagio,
           y ya ha salido de la zona de cuarentena; o sea, que es indiferente lo que hagáis aquí.
               —Gary Jones. —Exacto.
               —Y ¿en qué se diferencia tanto?

               Henry tenía muy pocas ganas de entrar en ese tema, pero se dio cuenta de que
           debía explicarle algo a Underhill.

               —Hace años, él, yo y los otros dos amigos que teníamos, los que se han muerto,
           conocimos a alguien que era muy diferente. Mucho. Un telépata de nacimiento, sin
           necesidad  de  byrus.  Y  nos  hizo  algo.  Con  unos  años  más,  dudo  que  hubiera  sido

           posible, pero le conocimos a una edad en que éramos especialmente… supongo que
           dirías vulnerables… a lo que tenía esa persona. Después de vanos años le pasó algo a
           Jonesy, algo que no tenía nada que ver con… con ese chico tan especial.

               Henry, sin embargo, sospechaba que no era verdad. Aunque el atropello que había




                                        www.lectulandia.com - Página 361
   356   357   358   359   360   361   362   363   364   365   366