Page 359 - El cazador de sueños
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—Quieres decir los bichos caca.
               —Ah,  pues  no  está  mal  pensado.  Me  gusta.  Se  forman  a  partir  del  byrus,  y
           después se reproducen poniendo huevos. Se extienden a base de puestas. Al menos es

           como tendría que funcionar. Aquí se les mueren casi todos los huevos. No sé si es por
           el  frío,  por  la  atmósfera  o  por  alguna  otra  cosa,  pero  en  nuestro  medio  ambiente,
           Underhill, depende todo del byrus. Es el único recurso que les funciona.

               —El material de la vida.
               —Sí,  pero  escucha:  en  este  planeta,  los  grises  están  teniendo  problemas  muy
           gordos. Debe de ser la razón de que les haya costado tanto decidirse, medio siglo. Las

           comadrejas son un buen ejemplo. En principio son saprofitos… ¿Sabes qué quiere
           decir?
               —Oye, Henry… Te llamas Henry, ¿no? Henry, ¿esto tiene algo que ver con la

           presente…?
               —¿Con la presente situación? Muchísimo, y, a menos que te apetezca ser uno de

           los  culpables  principales  de  que  en  la  Tierra,  aparte  de  una  especie  de  hiedra
           intergaláctica, desaparezca cualquier señal de vida, te aconsejo que te estés calladito y
           escuches.
               Una pausa, y luego:

               —Ya escucho.
               —Los  saprofitos  son  parásitos  benéficos.  Los  tenemos  en  el  intestino,  y  nos

           tragamos más de manera voluntaria comiendo algunos productos lácteos. Por ejemplo
           el yogur. Les damos a los bichos un hábitat, y ellos nos lo pagan con otra cosa. En el
           caso de las bacterias lácteas, digerir mejor. En circunstancias normales (supongo que
           normales en algún otro mundo con diferencias ecológicas que ni me puedo imaginar),

           las comadrejas alcanzan un tamaño que no debe de ser más grande que el de la punta
           de una cuchara de café. Creo que en las hembras pueden afectar a la reproducción,

           pero  no  son  mortales.  Normalmente  no.  Sólo  viven  en  el  intestino.  Les  damos
           comida, y ellos a nosotros telepatía. En principio el trato es ese. Lo que pasa es que
           también nos convierten en televisores. Somos Canal Grises.
               —Y ¿cómo sabes tanto? ¿Porque tienes uno viviendo dentro de ti? —La voz de

           Underhill no delataba repulsión, pero Henry se la detectó con claridad en el cerebro,
           como un tentáculo moviéndose—. ¿Una de las comadrejas normales, entre comillas?

               —No.
               Al menos no me lo parece, pensó Henry.
               —Entonces  ¿cómo  sabes  lo  que  sabes?  ¿O  te  lo  estás  inventando?  ¿Quieres

           escribirte tú mismo el pase de salida?
               —Lo menos importante es cómo me haya enterado, Owen, aunque sabes que no
           miento. Puedes leerme.

               —Lo  único  que  sé  es  que  crees  que  no  mientes.  La  parida  esta  de  leer  el




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