Page 375 - El cazador de sueños
P. 375
2
«… pierta! ¡Despierta! ¡Jonesy, despierta!»
Jonesy levantó la cabeza, pero no vio nada. Le tapaba los ojos el pelo, pesado y
empapado de sudor. Lo apartó con la esperanza de encontrar su propio dormitorio (o
el de Hole in the Wall o el de su casa de Brookline, preferiblemente el segundo), pero
no tuvo tanta suerte. Seguía en el despacho de Tracker Hermanos. Se había dormido
en la mesa, y había soñado con la llamada a Duddits. Desde la llamada habían pasado
muchos años, pero era real, no como el calor soporífero. En la tienda de Gosselin, que
era un avaro, siempre había hecho más frío que calor. Jonesy había soñado con calor
porque en el despacho hacía mucho. ¡Qué temperatura! Debía de rondar los cuarenta
grados.
Se ha estropeado la calefacción, pensó, y se levantó. A menos que se haya
incendiado el edificio. En los dos casos, o salgo o me achicharro.
Rodeó el escritorio casi sin darse cuenta de que el mueble había cambiado, ni de
que yendo deprisa hacia la puerta algo le rozó la coronilla. Justo cuando tenía el
pomo en una mano y el pestillo en la otra, se acordó de Duddits diciéndole en el
sueño que no saliera, que fuera le estaba esperando el señor Gray.
Y era verdad. Justo detrás de aquella puerta. Esperando en el almacén de
recuerdos, donde ahora gozaba de libre acceso.
Jonesy aplicó la mano abierta a la superficie de madera, sin dar importancia a que
hubiera vuelto a caérsele el pelo en los ojos.
—Señor Gray —susurró—. ¿Está fuera? Sí, ¿verdad? Silencio, pero seguro que
estaba. Ladeando la bola pelona quele servía de cabeza, y con los ojos negros como
canicas fijos en el pomo, esperando que girara. Esperando la irrupción de Jonesy. ¿Y
después?
Adiós, pensamientos humanos latosos. Adiós, emociones humanas que no
dejaban concentrarse.
Adiós, Jonesy.
—¿Qué intenta, señor Gray? ¿Sacarme con humo?
Esta vez tampoco hubo respuesta, ni la necesitaba Jonesy. El señor Gray, a fin de
cuentas, debía de tener acceso a todos los controles, incluidos los de la temperatura.
¿Cuánto los había subido? Jonesy no lo sabía, pero estaba seguro de que seguían
subiendo. La opresión del pecho cada vez era más asfixiante, hasta el punto de que le
costaba respirar y sentía un martilleo en las sienes.
La ventana, pensó. ¿Y por la ventana?
Se giró hacia ella con renovada esperanza, dando la espalda a la puerta. Ahora la
ventana estaba oscura (señal de que la tarde de octubre de 1978 no tenía nada de
eterna), y la vía de acceso lateral a Tracker Hermanos había quedado sepultada por
www.lectulandia.com - Página 375