Page 471 - El cazador de sueños
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           La cajera, de aspecto cansado, le preguntó si había visto al agente.
               —¡Que si le he visto! —dijo Jonesy—. Hasta he tenido que enseñarle el carnet de

           conducir.
               —Desde finales de la tarde pasan muchos de la montada
               —dijo la cajera—, y eso que hace un día… Están con los nervios de punta. Como

           todo el mundo. Yo, para ver gente de otro planeta, prefiero alquilar un vídeo. ¿Han
           dicho algo más?

               —En  la  radio  dicen  que  era  todo  falsa  alarma  —contestó  Jonesy,  cerrando  la
           cremallera de la chaqueta.
               Miró  las  ventanas  del  restaurante  que  daban  a  la  zona  de  estacionamiento,
           verificando lo que ya había visto: que la combinación de escarcha en el cristal y nieve

           exterior impedía cualquier visibilidad. Desde dentro no vería nadie a bordo de qué
           vehículo se marchaba.

               —¿En serio?
               Con el alivio parecía menos cansada, y más joven.
               —Sí. Y otra cosa, guapa: no te preocupes si tarda un poco el amigo, porque ha
           dicho que tenía que echar algo gordo.

               Apareció una arruga en el entrecejo de la mujer.
               —¿Lo ha dicho así?

               —Buenas noches. Feliz navidad. Feliz año nuevo.
               Jonesy confió en estar participando en la respuesta, en influir en algo para llamar
           la atención.
               No tuvo tiempo de ver si la llamaba, porque el señor Gray le hizo dar la espalda a

           la caja, y el panorama de la ventana del despacho pivotó. Cinco minutos más tarde
           volvía a circular hacia el sur por la autopista; el coche patrulla, con gran estrépito de

           cadenas, le permitía no bajar de los sesenta o setenta kilómetros por hora.
               Jonesy  notó  que  el  señor  Gray  se  proyectaba  hacia  atrás.  El  señor  Gray  podía
           tocar el cerebro de Henry, pero no podía meterse dentro. Henry tenía algo diferente,

           como  Jonesy.  Daba  igual,  porque  Henry  iba  con  otra  persona,  un  tal  Overhill  o
           Underhill, que se lo dejaría sonsacar. Como mínimo les llevaba cien kilómetros de
           ventaja. ¿Estaban saliendo de la autopista? Sí, por Derry.

               El  señor  Gray  retrocedió  todavía  más  y  descubrió  a  más  perseguidores.  Eran
           tres…  pero  Jonesy  percibió  que  el  objetivo  principal  de  su  persecución  no  era  el
           señor Gray. Cosa que a éste le sentó muy bien. Ni siquiera se molestó en buscar el

           motivo de que pararan Overhill/Underhill y Henry.
               Para  el  señor  Gray,  lo  principal  era  cambiar  de  vehículo  y  conseguir  un
           quitanieves,  a  condición  de  que  las  capacidades  de  conducción  de  Jones  y  le



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