Page 531 - El cazador de sueños
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gravedad, técnica que ya usaban los egipcios hace treinta y cinco siglos. Entre el
suelo y el acueducto hay doce tubos verticales que sirven de reguladores de presión.
También ejercen la función de puntos de acceso, por si se emboza el acueducto. El
tubo 12, el que está más cerca del embalse, también recibe el nombre de «tubo de
prueba». Es donde se hacen los tests de pureza del agua. También ha visto poner a
prueba la virtud de muchas mujeres. (El edificio de piedra no está cerrado con llave, y
a menudo sirve de lugar de descanso para las parejas que van en canoa.)
En el peldaño más bajo de los ocho que llevan a la puerta, encuentran los
vaqueros de la rusa bien doblados. En el escalón superior hay unas bragas blancas de
algodón sin nada de encaje. Está abierta la puerta. Los hombres se miran, pero nadie
dice nada. Tienen una idea bastante clara de qué encontrarán dentro: una rusa muerta
y sin ropa.
Pero no. La tapa circular de encima del tubo 12 ha sido desplazada lo justo para
abrir un arco de oscuridad en el lado del embalse. Un poco más lejos se ve la palanca
que ha usado la mujer para mover la tapa, y que debía de estar apoyada detrás de la
puerta, con el resto de las herramientas. Más al fondo, el bolso de la rusa, con el
billetero encima, abierto y con el documento de identidad a la vista. El vértice de la
pirámide, valga la comparación, es el pasaporte, de donde sobresale un papelito
cubierto de garabatos. Debe de ser ruso, o cirílico, o como lo llamen. Lo toman por
una nota de suicidio, pero la traducción demuestra que sólo son las indicaciones que
usaba la rusa. En la última línea pone: «Cuando se acabe la carretera, caminar por la
orilla.» Es lo que hizo, quitándose la ropa sin importarle que la pincharan las ramas y
le hicieran rasguños los arbustos.
Los hombres rodean la boca del tubo, que no está tapada del todo, y se rascan la
cabeza, oyendo el murmullo del agua al emprender el camino hacia los grifos, fuentes
y mangueras de Boston. Es un ruido con mucho eco, y con razón: el tubo 12 tiene una
profundidad de cuarenta metros. No les entra en la cabeza que la rusa haya elegido
una manera así de suicidarse, pero tienen muy claros sus movimientos. Se la
imaginan sentada en el suelo de piedra, desnuda y con las piernas colgando. Antes de
tirarse, quizá mire hacia atrás para estar segura de que no se hayan movido el
billetero ni el pasaporte. Quiere que se entere alguien de la identidad de la persona
que ha muerto de aquella manera. Es un deseo de una tristeza inconsolable, atroz.
Mira hacia atrás y se desliza por el eclipse que hay entre la tapa desplazada y el
lateral del conducto. Tal vez se tape la nariz, como los niños tirándose a la piscina
municipal. Tal vez no. El caso es que desaparece en un segundo. Hola, amiga
oscuridad.
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