Page 604 - El cazador de sueños
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usted me ha echado una manita. Adelante, págueme el servicio con la tarifa habitual.
           Encima,  el  muy  cerdo  ha  vuelto  a  romperme  la  cadera.  Regalito  de  despedida  del
           hombrecillo  que  no  existía.  El  dolor  es…  —Jonesy  enseñó  los  dientes—.  Es  muy

           grande.
               Owen siguió apuntando, y al cabo de unos instantes bajó el arma.
               —Pues acostúmbrese.

               Jonesy se quedó apoyado en los codos, gimió e hizo lo posible por cargar el peso
           en el lado bueno.
               —Duddits  está  muerto.  Valía  tanto  como  nosotros  dos  juntos,  o  más,  y  está

           muerto. —Se tapó los ojos y volvió a bajar el brazo—. Jo, qué tocada de cojones. Es
           como lo habría descrito Beaver: una tocada de cojones total. Que en beaverés es lo
           contrario que un descojone.

               Owen  no  le  veía  sentido  a  la  palabrería  de  aquel  hombre.  Debía  de  estar
           delirando.

               —Puede  que  se  haya  muerto  Duddits,  pero  Henry  está  vivo.  Hay  gente
           persiguiéndonos, Jonesy, mala gente. ¿Los oye? ¿Sabe dónde están?
               Jonesy, que estaba de espaldas en el suelo frío y sembrado de hojas, negó con la
           cabeza.

               —Vuelvo a tener los cinco sentidos normales. Ya no me queda nada de telepatía.
               El problema más inminente era la llegada de Kurtz. Que Owen no le hubiera oído

           no significaba que no estuviera cerca. Nevaba bastante para que sólo se oyeran los
           ruidos más fuertes. Como disparos.
               —Tengo que volver al camino —dijo—. Usted quédese.
               —¡Qué remedio! —dijo Jonesy, cerrando los ojos—. Ojalá pudiera volver a mi

           despacho, que estaba calentito. Parece mentira que lo diga, pero…
               Owen dio media vuelta y volvió a bajar por la escalera con algunos resbalones

           pero ninguna caída. Escudriñó el bosque a ambos lados del camino, pero no a fondo.
           Si Kurtz y Freddy acechaban entre la caseta y el Humvee, Owen dudaba que pudiera
           verles con tiempo para reaccionar. Podía ver huellas, pero entonces estaría tan cerca
           de ellos que seguro que eran lo último que veía. No había más remedio que confiar en

           su ventaja. En definitiva, dependía de la pura chiripa. ¿Por qué no? Había estado en
           muchas situaciones difíciles, y siempre se había librado por chiripa. Quizá volvier…

               La primera bala, que le alcanzó en la barriga, le tumbó hacia atrás y le acampanó
           la chaqueta por la espalda. Movió los pies intentando mantenerse derecho y no soltar
           la MP5. No le dolía nada. Sólo tenía una sensación como de haber recibido un gancho

           de un guante de boxeo metido en la mano de un contrincante duro. La segunda bala le
           rozó un lado de la cabeza, generando un escozor como de aplicarse alcohol en una
           herida abierta. El tercer disparo le dio en la parte superior derecha del pecho, y fue el

           definitivo, el que le hizo perder tanto la posición derecha como el arma.




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