Page 90 - Las ciudades de los muertos
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famoso pederasta. Todo este asunto me da asco.
Otra vez con las mismas quejas. Las protestas de Maspero eran tan constantes
como los chillidos de los pájaros.
—¿Te apetece un coñac?
—No, gracias.
Maspero es un político hasta la médula. Nada le gustaría más que dirigir por sí
solo todo Egipto, pero eso corresponde al imperio británico; así que, a lo único que
puede aspirar es a dirigir el Servicio de Antigüedades, labor que realiza con notable
habilidad. Hay pocas cosas en Egipto que, si las desea, no las consigue. Es un hábil
político y pone al servicio de su labor todo su encanto y su clase. Que además sea
verdad que sea un hombre agradable, es lo de menos. Sabe cómo usar su personalidad
y nunca falla. En realidad, lord Cromer y su gente nunca tienen demasiadas
posibilidades, pero lo siguen intentando con el mismo empeño.
Es como si hubiera dos Egiptos; uno vivo, dirigido por Cromer, y otro muerto, a
cuyo mando está Maspero, y la sutil guerra entre los dos nunca cesa. Tal vez sea por
eso por lo que siempre me he sentido un poco incómodo al sentarme en la butaca de
le Directeur. En sus tiempos, Maspero fue un brillante excavador, pero ahora lo han
relegado a un cargo burocrático. Terrible pensamiento, que espero que nunca me
suceda. Prefiero mi trabajo solitario a orillas del Nilo. Al fin y al cabo, una estatua
tiene solamente un rostro.
Se tomó el coñac de un solo trago y, a continuación, desvió la vista hacia el
volumen abierto sobre su escritorio.
—¿Te interesa Atribis?
Me senté en una silla.
—Es nuestro próximo destino.
—Pero yo pensé que…; Larrimer me dijo que quería empezar su estudio en
Luxor.
—Y eso pretendía hacer… antes del «accidente» que tuvo con sus cámaras.
Hemos venido a la ciudad para comprar otras y luego quiere continuar el viaje.
Además, creo que las tumbas tebanas lo asustan un poco ahora, más de lo que quiere
admitir.
—Pero ¿por qué Atribis? Nadie va nunca allí. Yo mismo, no he estado allí jamás.
¿Quieres un poco más de coñac?
—Ya te he dicho que no quería.
—¡Oh! —volvió a llenar su copa hasta el borde. Nunca he conocido político o
burócrata que no fuera además un alcohólico.
—El plan de Henry es fotografiar todas las pirámides del país.
—¿Todas?
—Desgraciadamente, sí. Como Atribis es la que está situada más al norte, me
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