Page 94 - Las ciudades de los muertos
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En la estación se produjo un retraso después de otro. Nuestro tren, que tenía prevista
su salida a las ocho de la tarde, no partió hasta pasada la medianoche; luego, al cabo
de una hora de viaje, se detuvo, sin que nos dieran explicaciones ni disculpa alguna;
mektoub.
El vagón estaba mal iluminado, con una única lámpara de aceite por
compartimento. La llama parpadeaba con los movimientos del tren y la luz de la luna
en cuarto creciente entraba débilmente a través de las ventanas. Al cabo de un rato,
alcanzó su máxima posición en el cielo y la penumbra se apoderó del compartimento.
A Henry le deprimía aquella luz mortecina y se quejaba continuamente.
—También podríamos salir fuera.
—¿Por qué no vas a darte un paseo? No pasará nada si te quedas cerca del tren.
—Probablemente me mordería una cobra.
En nuestro compartimento viajaba también un sacerdote copto, un hombre de
mediana edad con una espesa barba grisácea. Llevaba unos ropajes azul oscuro y un
gran turbante. Las continuas quejas de Henry parecían molestarlo, pero permaneció
cortésmente callado, hasta que Henry se quedó adormilado.
—Americano, ¿verdad?
—En efecto.
—Creen que el mundo entero ha de ser como el vestíbulo de un hotel de Nueva
York.
—Este al menos está aprendiendo.
Nos presentamos. Su nombre era padre Khalid. Era un arcipreste de El Cairo y
viajaba por asuntos de la Iglesia.
—¿Howard Carter? ¿No es usted el inspector de Monumentos del Alto Egipto?
Me sentí halagado de que hubiera oído hablar de mí.
—Ahora soy un guía privado.
—Ya veo —me pregunté si sería cierto—. ¿Se dirigen a Alejandría?
—No, nos quedamos en Benhà.
—Excelente, yo también. Tenemos que ir un día a cenar. Mañana es día de
mercado en Benhà. La comida será excelente.
Prometí cenar con él. Henry estaba profundamente dormido, y roncaba
suavemente. Yo también deseaba echar una cabezadita, pero el padre Khalid tenía
ganas de hablar.
—No viajo a menudo a Benhà, pero corren tiempos excepcionales.
—¿Excepcionales? ¿En qué sentido?
—Activos, desde un punto de vista religioso.
No lo entendí, pero tampoco tenía demasiado interés en ello. Aun así, intenté ser
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