Page 79 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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Si por alguna razón has estado obstruyendo tu energía
                   amorosa, la energía atascada se transformará en interés por la
                   comida. Si quieres cambiarla, tendrás que moverte un poco más
                   hacia el terreno amoroso. Deberás amar más. Por ejemplo a tu
                   propio cuerpo; empieza desde ahí; disfruta de tu cuerpo. Es un
                   hermoso instrumento, una gran ofrenda. Baila, canta, toca y siente
                   tu propio cuerpo. El problema consiste en que si no amas a tu
                   propio cuerpo, no permitirás que lo ame nadie más. De hecho, la
                   persona que intente sentir amor hacia ti parecerá ridícula, tonta.
                   Como tú no puedes amar a tu cuerpo, ¿qué es lo que ve esa
                   persona en ti? ¡Tú no ves nada! Hasta que no empieces a apreciar
                   la belleza de tu cuerpo, no serás capaz de aceptar el amor de otra
                   persona. La idea misma de que tal persona pueda estar interesada
                   en ti demuestra cuán tonta es y nada más.
                          Ama, pues, a tu cuerpo. Si se presentan oportunidades para
                   expresar amor, dar un abrazo, entrelazar las manos con alguien, no
                   las deseches. Te sorprenderás: según te vayas adentrando en el
                   amor, el problema de la comida se solucionará automáticamente.
                   Estar enamorado es una gran experiencia y comer compulsivamente
                   es de las más penosas. No es que la comida no sea una cosa
                   espléndida, pero lo es sólo cuando se ingiere en cantidades que
                   pueden absorberse. Tomada con exageración puede resultar
                   nauseabunda.
                          Esto es lo bonito que tiene el amor: que nunca es demasiado.
                   Nadie puede amar hasta hartarse; no hay tope. Cuando comes, te
                   metes la comida dentro; cuando amas, compartes, das. Es un
                   fenómeno reconfortante. Cuanto más das, más energía empieza a
                   fluir. Te conviertes en un río, ya no eres agua estancada.
                          Es precisamente lo que has hecho: has convertido tu energía
                   en un charco estancado. ¡Rompe los muros! Te estás perdiendo
                   innecesariamente algo hermoso, lo cual sólo el amor y nada más
                   que el amor puede ofrecer; en su lugar, estás sufriendo con el
                   problema de la comida.


                                                      Ayuno y Festín


                          Pregunta:

                          “¿Podría referirse al tema del ayuno?”.


                          Si a veces sientes una inclinación natural hacia el ayuno –no
                   como una regla, ni como un principio, ni tampoco como una filosofía
                   que debes seguir, como una disciplina que debes aplicar, sino como
                   un sentimiento espontáneo- es bueno. Entonces debes recordar
                   siempre que tu ayuno es un vehículo para el festín, para que puedas
                   volver a comer bien de nuevo. El ayuno es un medio, nunca un fin;
                   raramente ocurrirá como fin, muy de vez en cuando. Si eres lo más
                   receptivo posible al comer, y saboreas, nunca comerás demasiado.
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