Page 81 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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que está equilibrada; en todos sus actos siempre se halla en el
medio. No cae en los extremos, porque éstos no crean más que
ansiedad y tensiones. Cuando comes demasiado surge la ansiedad,
porque el cuerpo está atiborrado. Cuando no comes suficiente,
también hay ansiedad, porque el cuerpo tiene hambre. La persona
sana es la que sabe cuándo parar; eso debería salir de tu
percepción, no de determinadas doctrinas.
Sería peligroso decirte cuándo tienes que comer, ya que te
dictaría con base en el promedio. Alguien está muy delgado y
alguien está muy gordo, y si les digo cuánto comer –tres tortillas- a
lo mejor para alguien resulta demasiado y para otros, nada. Por lo
tanto, no imparto normas fijas, simplemente te abro la percepción.
Escucha a tu cuerpo: cada uno tiene uno distinto. Así, existen
diferentes tipos de energía, diferentes tipos de comportamiento.
Uno es profesor en una universidad; no gasta demasiada
energía en lo que a su cuerpo se refiere. No necesitará mucha
comida y necesitará, además, un tipo diferente de ella. Otro es un
trabajador; necesitará mucha comida, y también un tipo diferente.
Por eso una recomendación rígida sería peligrosa. Ninguna norma
debe ser impuesta como norma universal.
George Bernard Shaw dijo que hay sólo una regla de oro: que
no hay reglas de oro. Recuérdalo, no hay reglas de oro; no puede
haberlas porque cada individuo es único y por ende nadie puede
recetar. Por lo tanto, sólo te recomiendo sensibilizar los sentidos…
los cuales no se componen de principios, o de leyes; mi enfoque se
concentra en la percepción, ya que hoy puede que necesites más
comida y mañana quizá menos. No es sólo una cuestión de que eres
diferente. Has pasado la jornada descansando, puede que no
necesites comer mucho. Otro día lo has pasado en el jardín,
cavando hoyos, y a lo mejor necesitas comer más. Uno debería
estar alerta y debería ser capaz de escuchar lo que le dice el
cuerpo, marcha en consonancia con el cuerpo.
El cuerpo no es el amo, pero tampoco, el esclavo; es un
amigo. Entabla amistad con él. Los que continúan comiendo en
exceso y los que insisten en hacer dieta se encuentran en la misma
trampa. Ambos están sordos; no escuchan lo que les dice el cuerpo.
Olvídate de esas ideas absurdas de que es pecado comer para
dar gusto al paladar. ¿Para qué vas a comer entonces? Así sería
pecado mirar por los ojos, ¿para qué vas a ver? También sería
pecado oír por el oído, ¿para que vas a oír? De esta manera no
queda nada; más vale que te suicides, porque lo esencial de la vida
está en los sentidos. Los sentidos actúan en todo lo que haces.
Fluyes a través de ellos, y así te relacionas con la vida. Cuando
comes con gusto, satisfaces al Dios dentro de ti. Cuando comes con
gusto respetas al Dios que hay en la comida. Pero tus mahatmas,
tus supuestos maestros religiosos te han enseñado el autocastigo.
En nombre de la religión, lo que te han enseñado es masoquismo:
“Fortifícate. Cuanto más lo hagas, más valioso serás a los ojos de