Page 75 - ESPERANZA PARA UN MUNDO EN CRISIS
P. 75
Dónde encontrar seguridad 71
y también para los extranjeros que vivían entre ellos. Cualquier persona
que matara a otra por accidente podía refugiarse en una de esas ciudades;
de esa manera, evitaba que le quitaran la vida por venganza antes de ser
juzgada frente a la asamblea local” (Josué 20:9). Cualquiera que hubiese
matado a otro por accidente podía escapar a una ciudad de refugio, pre-
sentar su justificación y encontrar protección.
Al comentar sobre estas ciudades de refugio, el libro Patriarcas y pro-
fetas declara:
El que huía a la ciudad de refugio no podía demorarse.
Abandonaba su familia y su ocupación. No tenía tiempo
para despedirse de los seres amados. Su vida estaba en jue-
go y debía sacrificar todos los intereses para lograr un solo
fin: llegar al lugar seguro. Olvidaba su cansancio; y no le
importaban las dificultades. No osaba aminorar el paso ni
siquiera por un solo momento hasta hallarse dentro de las
murallas de la ciudad (p. 553).
Cuando Aod corrió hacia la ciudad, las puertas se abrieron de par
en par y fue recibido con toda la hospitalidad. Allí Aod encontró refu-
gio, seguridad y paz. ¡Qué ilustración del refugio que Cristo nos ofrece!
Perseguidos por la culpa, atacados por el miedo, llenos de ansiedad y an-
gustiados por las preocupaciones, nosotros también podemos escapar a
un lugar de refugio: nuestro santuario.
Las ciudades de refugio eran accesibles para todos. Dios había crea-
do un santuario de refugio al que todos podían ir. Jesús, nuestro Sumo
Sacerdote, vive en el Santuario celestial, un lugar de refugio y seguridad.
Por fe, nos invita a entrar y encontrar refugio, esperanza, paz y calma.
La invitación de Jesús
Los fenómenos meteorológicos catastróficos pueden sacudir la Tierra.
Las guerras, los conflictos internacionales y las disputas internas tienen el
potencial de invadir naciones enteras. Los terremotos pueden devastar
ciudades, las inundaciones pueden destruir comunidades, las plagas pue-
den matar cultivos y la COVID-19 puede extenderse por todo el mundo a
la velocidad de la luz y matar a cientos de miles. Hay momentos en que
nuestro corazón tiembla de miedo. Anhelamos seguridad. Queremos
un lugar seguro. Queremos estar protegidos de las tormentas de la vida.