Page 77 - ESPERANZA PARA UN MUNDO EN CRISIS
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Dónde encontrar seguridad              73


                                 Dios también se comprometió mediante un juramento,
                              para que los que recibieran la promesa pudieran estar to-
                              talmente seguros de que él jamás cambiaría de parecer. Así
                              que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento.
                              Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible
                              que Dios mienta. Por lo tanto, los que hemos acudido a él
                              en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrán-
                              donos a la esperanza que está delante de nosotros. Esta
                              esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos
                              conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios.
                              Jesús ya entró allí por nosotros. Él ha llegado a ser nuestro
                              eterno Sumo Sacerdote, según el orden de Melquisedec
                              (Hebreos 6:17-20).
                      Por fe, entramos con Jesús, nuestro Sumo Sacerdote celestial, en el
                   Santuario celestial. Estas palabras continúan resonando a través de los
                   tiempos, comunicando esperanza a nuestro corazón. Por fe, podemos
                   remontarnos hacia la Eternidad. Por fe, podemos morar en lugares ce-
                   lestiales con Cristo. Por fe, podemos encontrar un lugar de refugio y
                   seguridad en el Santuario celestial.
                      En Cristo hay seguridad. En Cristo hay refugio. En Cristo, vivimos
                   en los lugares celestiales (ver Efesios 1:3). A través de Cristo, tenemos
                   acceso al amor, la gracia y el poder de nuestro Padre celestial. A través de
                   Cristo, entramos en la presencia del Padre por la fe en el Santuario ce-
                   lestial y encontramos refugio. En todos los desafíos de la vida, podemos
                   contar con estas promesas: “El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos
                   eternos te sostienen” (Deuteronomio 33:27). “Dios es nuestro refugio y
                   nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificul-
                   tad” (Salmo 46:1). “Para muchos, soy motivo de asombro, pero tú eres
                   mi refugio inconmovible” (Salmo 71:7, NVI).

                   Acceso directo
                      Durante la guerra civil estadounidense, un joven soldado del ejército
                   de la Unión perdió a su hermano mayor y a su padre en la Batalla de
                   Gettysburg. Luego decidió ir a Washington, DC, para encontrarse con
                   el presidente Lincoln y excusarse del servicio militar a fin de regresar a
                   casa y ayudar a su madre y a su hermana con la siembra de primavera en
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