Page 81 - ESPERANZA PARA UN MUNDO EN CRISIS
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Dónde encontrar seguridad              77


                      El Carpintero de Nazaret construyó una vivienda especial para no-
                   sotros. Podemos encontrar refugio allí. Podemos estar a salvo allí. Su
                   obra está completa. Está terminada. Podemos saber que en Cristo somos
                   aceptados por nuestro amoroso Padre celestial. Cuando descansamos en
                   el día de reposo, descansamos en su cuidado amoroso. Estamos descan-
                   sando en su justicia. El descanso sabático es un símbolo de una experien-
                   cia de fe en Jesús. Es una ilustración gráfica de nuestra confianza en él.
                      Trabajamos toda la semana, pero el séptimo día descansamos.
                   Dejamos nuestras obras para descansar completamente en Cristo. En
                   Jesús, encontramos un lugar al cual pertenecer. No necesitamos estre-
                   sarnos en busca de nuestra propia salvación. Nuestra vida no necesita
                   estar llena de culpa, miedo ni ansiedad. El sábado revela una actitud pa-
                   cífica de total dependencia del Cristo que nos creó y nos redimió. La
                   salvación viene solo a través de Jesús. No la merecemos. No la ganamos.
                   Simplemente, descansamos y la recibimos por fe.
                      Hay una razón más por la que Dios nos dio el sábado. El sábado
                   muestra que el Señor es quien nos santifica. ¿Cómo es eso? Bueno, eso
                   es lo que Dios hizo con el séptimo día. Era una porción de tiempo como
                   cualquier otro al final de la semana de la Creación, pero Dios separó ese
                   día. Lo santificó. Y a través del sábado, Dios nos dice: “Eso es lo que quie-
                   ro hacer por ti también. Quiero separarte como mi hijo especial. Quiero
                   derramar mi vida en ti. Quiero santificarte. Quiero compartir mi santi-
                   dad contigo”.
                      El sábado nos recuerda cómo desarrollamos nuestro carácter: rela-
                   cionándonos con nuestro Padre celestial y con Jesucristo. El sábado es
                   una promesa viva y perpetua de la capacidad que Dios tiene para ayu-
                   darnos a crecer a través de todos los altibajos, las tragedias y los triunfos
                   de nuestra vida.
                      Necesitamos ese tiempo de calidad con nuestro Padre celestial.
                   Necesitamos tiempo de calidad en el día de reposo con el Dios que nos
                   santifica y nos ayuda a seguir creciendo. El sábado se ha mantenido en
                   el ciclo semanal desde la Creación hasta ahora. El sábado comenzó en el
                   Jardín del Edén y se celebrará cuando la Tierra se renueve después de la
                   segunda venida de Cristo. Es la base de toda adoración.
                      Al escribir en el último libro de la Biblia, Juan declara: “Tú eres dig-
                   no, oh Señor nuestro Dios, de recibir gloria y honor y poder. Pues tú
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