Page 80 - ESPERANZA PARA UN MUNDO EN CRISIS
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               con nuestro Padre celestial. Necesitamos un “santuario en el tiempo”,
               en el que nuestras certezas se profundicen, un lugar que nos asegure que
               el Padre celestial está siempre a nuestro lado, dispuesto a ayudarnos.
                  En el sábado, encontramos la oportunidad de descansar con alegría.
               Es un tiempo para reflexionar, meditar sobre los propósitos de la vida,
               ponerse en contacto con nuestro Creador. En sábado, nos conectamos
               con nuestras raíces como hijos de Dios. Podemos crecer y madurar a par-
               tir de ahí. Necesitamos ese tipo de lugar perenne que conecta la totalidad
               de nuestra vida con una relación eterna con Dios.
                  El sábado nos recuerda que no somos solo huesos recubiertos de piel.
               No somos un accidente genético. No somos el resultado de la evolución
               de las especies. El sábado nos recuerda que no estamos solos en una gran
               bola de cenizas que gira por el espacio a casi 110 mil kilómetros por hora
               en un viaje que no conduce a ninguna parte. El sábado es un recordatorio
               semanal de que fuimos creados por Dios y de que podemos descansar
               bajo su cuidado.
                  El sábado nos llama a entrar en su descanso celestial. Nos llama a
               experimentar un anticipo del cielo hoy. Nos llama a una relación con
               nuestro Creador que continuará por toda la eternidad. El sábado es en
               realidad un anticipo de la Eternidad. Hay mucho más por venir, pero en
               el sábado tenemos la primera entrega.
                  ¿Es posible que, en el ajetreo de la vida, llenos de ansiedad y consumi-
               dos por el estrés, nos hayamos perdido una de las mayores bendiciones
               de Dios? ¿Es posible que Dios nos esté llamando a algo más profundo,
               a algo más amplio, algo más elevado, algo más grande de lo que expe-
               rimentamos antes? ¿Es posible que Dios anhele que veamos una nueva
               profundidad de significado en el día de reposo? ¿Es posible que Dios an-
               hele que experimentemos paz auténtica en este sábado?
                  Entrar en un verdadero descanso sabático de ninguna manera sig-
               nifica cumplir con una obligación legalista del Antiguo Testamento. El
               descanso sabático es un símbolo de nuestro descanso en Cristo.
                  Cuando Jesús derramó voluntariamente su vida en la Cruz, sufrió la
               muerte que nosotros merecemos. Dio su vida como un sustituto perfecto
               de nuestra vida pecaminosa. El sábado no es un símbolo del legalismo. Es un
               recordatorio eterno de que descansamos en Dios para recibir la salvación.

               1   Ver Abraham Joshua Heschel, O Schabat (San Pablo: Perspectiva, 2012), p. 22.
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