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CAMINO DE SERVIDUMBRE
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e indiscutible ámbito para la actividad del Estado. En ningún sistema que
pueda ser defendido racionalmente el Estado carecerá de todo quehacer. Un
eficaz sistema de competencia necesita, tanto como cualquier otro, una es-
tructura legal inteligentemente trazada y ajustada continuamente. Sólo el
requisito más esencial para su buen funcionamiento, la prevención del
fraude y el abuso (incluida en éste la explotación de la ignorancia), propor-
ciona un gran objetivo nunca, sin embargo, plenamente realizado para la
actividad legisladora.
* * *
La tarea de crear una estructura adecuada para una operación beneficiosa
de la competencia no había avanzado todavía mucho cuando los Estados la
abandonaron a fin de suplantar la competencia por un principio diferente e
irreconciliable.No se trataba ya de hacer operante a la competencia y comple-
mentarla, sino de desplazarla por entero. Es importante dejar bien sentado
esto: el moderno movimiento en favor de la planificación es un movimiento
contra la competencia como tal, una nueva bandera bajo la cual se han alis-
tado todos los viejos enemigos de la competencia. Y aunque toda clase de
intereses está intentando ahora restablecer bajo esta bandera los privilegios
que la era liberal barrió, la propaganda socialista en pro de la planificación
es la que ha dado nuevo crédito, entre las gentes de mentalidad liberal, a la
posición contraria a la competencia y ha debilitado eficazmente la sana
sospecha que todo intento de desmontar la competencia solía levantar. 4
3. [El pasaje citado por Hayek se encuentra en Adam Smith,An Inquiry into the Nature and Causes
of the Wealth of Nations, ed. de R.H. Campbell y A.S. Skinner, vol. 2 de The Glasgow Edition of the
Works and Correspondence of Adam Smith (Oxford: Clarendon Press, 1976, 1979; reedición Liberty
Press, Indianapolis 1981), libro 5, capítulo 1, parte 3, p. 723. —Ed.]
4. Es cierto que, recientemente, algunos socialistas universitarios, bajo el acicate de la crítica, y
animados por el mismo temor a la extinción de la libertad en una sociedad de planificación centrali-
zada, han imaginado una nueva clase de «socialismo competitivo», que esperan evitaría las dificul-
tades y peligros de la planificación central y combinaría la abolición de la propiedad privada con el
pleno mantenimiento de la libertad individual.Aunque en las revistas científicas han aparecido algu-
nas discusiones sobre esta nueva clase de socialismo, tiene pocas probabilidades de atraer a los polí-
ticos prácticos. Pero si alguna vez lo lograse, no habría dificultad para demostrar (como el autor lo ha
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