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CAMINO DE SERVIDUMBRE

                  planificación. Una vez alcanzada tal etapa, la única alternativa para volver
                  a la competencia es el control oficial de los monopolios, una intervención
                  que, si ha de ser efectiva, tiene que hacerse progresivamente más completa
                  y minuciosa.A esta etapa nos aproximamos rápidamente.Cuando,poco antes
                  de la guerra, un semanario observó que, «según muchos signos, los dirigen-
                  tes británicos se acostumbran cada vez más a pensar en un desarrollo nacio-
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                  nal a través de monopolios controlados», enunciaba probablemente un acer-
                  tado juicio sobre la situación de entonces. Después, la guerra ha acelerado
                  mucho este proceso, y sus graves defectos y peligros se harán cada vez más
                  evidentes con el transcurso del tiempo.
                     La idea de una centralización completa de la dirección de la actividad eco-
                  nómica espanta todavía a mucha gente, no sólo por la tremenda dificultad
                  de la tarea, sino aún más por el horror que inspira el pensamiento de que
                  todo sea dirigido desde un centro único.Si a pesar de ello nos movemos rápi-
                  damente hacia tal estado,es principalmente porque la mayoría aún cree posi-
                  ble encontrar una Vía Intermedia entre la competencia «atomística» y la direc-
                  ción centralizada. Nada, por lo demás, parece a primera vista más plausible,
                  o tiene más probabilidades de atraer a la gente razonable, que la idea de que
                  nuestro objetivo no debe ser ni la descentralización extrema de la libre com-
                  petencia ni la centralización completa de un plan único,sino alguna prudente
                  mezcla de los dos métodos. Pero el simple sentido común se revela como un
                  engañoso guía en este campo.Aunque la competencia puede soportar cierta
                  mezcla de intervención, no puede combinarse con la planificación en cual-
                  quier grado que deseemos si ha de seguir operando como una guía eficaz de
                  la actividad productiva. Tampoco es la «planificación» una medicina que,
                  tomada en dosis pequeñas, pueda producir los efectos que cabe esperar de
                  su aplicación plena. Competencia y dirección centralizada resultan instru-
                  mentos pobres e ineficientes si son incompletos; son principios alternativos
                  para la resolución del mismo problema, y una mezcla de los dos significa
                  que ninguno operará verdaderamente,y el resultado será peor que si se hubiese
                  confiado sólo en uno de ambos sistemas. O, para expresarlo de otro modo,


                     5. [La afirmación de que «Hay muchas señales respecto a que los dirigentes británicos se están
                  acostumbrado a pensar en términos de desarrollo nacional por medio de monopolios controlados…»
                  apareció en The Spectator, n.º 5774, 3 de marzo, 1939, p. 337. —Ed.]

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