Page 155 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González
(como todas las tías González Torres). Se caso muy joven, con un hombre también
especial (el tío Isidro), que según mi madre, me contaba: “ Mijo, como mi cuñado y tío
político suyo, era excepcional, lo quiso mucho”. Desafortunadamente, solo lo conocí
por fotos y por lo que he visto en la expresión de su cara y su actitud, se notaba que le
gustaba estar conmigo, cuando quiera, le muestro fotografías con el tío Isidro.
Mi tía Alicia quedo viuda muy joven, ya que el tío Isidro partió de este mundo muy jo-
ven también (la edad de ambos, nunca me la contaron), mejor, porque a este libro no le
interesa la edad de sus personajes. Al quedar sola tan joven y con dos niños (Amandita
y Óscar Isidro), le toco actuar como una guerrera para sacarlos adelante, Amandita,
normalista de las buenas y Óscar Isidro, economista de los mejores, o sea que lo logro.
Las dos familias vivían muy cerca (los Barahona González y los Casallas González),
ahora que tengo todo el tiempo del mundo, después de 67 años de compartir muchas
cosas, viendo fotografías que, tal como me decía mi padre: “cuando las tome de pronto
no valgan nada, (sentimentalmente hablando), pero cuando sumercé tenga 60 años o
mas, va a chillar con esos gratos recuerdos que dejan las fotos”, y tenia razón
Después de añorar esas épocas, comprendo el cariño y afecto que mi tía Alicia,
sentía por mi y el afecto y cariño tan especial que mis padres (Jorge y Blanca) y mi
hermana Blanca Yaneth, sentían por Óscar Isidro y Amanda, ademas los concuña-
dos de las González, se la llevaron muy bien (cuando quiera vemos las fotos), Isidro,
Jorge, Eduardo y Manuel, pero especialmente, Jorge Barahona e Isidro Casallas, cuan-
do salían para hacer mercado, las compras para surtir las tiendas (los supermercados
de barrio, donde usted encontraba de todo), la de mi tía Alicia era mucho mas grande y
organizada que la de mi madre que era pequeñita, pero también, bien atendida y aco-
gedora. Por favor excúsenme, estimados lectores y lectoras, que me desvié tanto de
las historias, pero es que me emociono demasiado, ojala que mi editor o editora, no me
recorte mucho mis narraciones ...
Bueno, les contaba, después de este paréntesis, cuando Isidro y Jorge salían, siem-
pre les decían a ellas: “Esta noche no nos esperen en la casa...! Nooo... Mentiras....!,
Lo que si me contaba mi madre, era que cuando los dos salían a realizar las compras
en el carro del tío Isidro (que le cabía de todo), llegaban hasta por la noche, con el carro
lleno de mercado para surtir las tiendas, pero contentones... Bastante contentones...
Que tal el par...?
Bueno, mojemos la palabra, que tal una poker o una águila o un granizado de néctar
verde...? Ahh...! Que ricooo...! Salud... Chin-chin, continuemos con mi tía Alicia, le pa-
rece...?
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