Page 158 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
“Este lindo niño esta preparado para un segundo de primaria”, yo ya tenia seis años,
pero como les contaba antes, el colegio me obligaba a empezar desde kinder o sino,
no podía ser matriculado ahí.
Deseo relacionarles los libros que, desde mi corta edad y hasta ahora, aprendiendo
a vivir, de mano de mi ángel Helena, me impactaron:
-Las primeras paginas de la cartilla “alegría de vivir”, aparecían, A - la, O - jo, U - va,
E - nano, I - ndio, todos con su dibujo correspondiente.
- El catecismo del padre Astete, con portada gris y en su interior, el modo de ense-
ñar era con preguntas cortas y respuestas cortas, por ejemplo:
P: Soy Cristiano
R: Si, soy cristiano por la gracia de Dios.
-La urbanidad de Carreño. Una cartilla en formato alargado, como un folleto, de
pasta azul. Aquí enseñaban el comportamiento con los mayores, el respeto a nuestros
padres, como comportarnos en fiestas, paseos, con nuestros compañeros de estudio
etc...etc. Ademas traía cívica, que nos enseño que era un alcalde, los poderes del go-
bierno, el himno nacional, la bandera etc...
-La historia sagrada. Un libro gordo, con letra chiquita, pero que la tía Helena, nos
lo hacia ver muy ameno, ya que ella, a su manera, narraba las historias de Jesucristo,
era una clase como todas, muy chévere.
-El libro de matemáticas y geometría. Escrito por G.M. Bruño y editado por Volun-
tad Editores. Con este libro aprendimos las cuatro operaciones, lo que eran triángulos,
esferas y cuadrados (que nos los hacían construir en cartulina y que siempre me los
hizo mi padre). Aunque era una materia complicada, la tía Helena la hacia ver muy fácil,
gracias por eso.
Pero fuera de estas enseñanzas, mi tía Helena, cocinaba y hacia un jugo de curuba,
que siempre me lo sirvió en una copa especial (cuello largo y boca anchota de vidrio)
ambas cosas me encantaban. Definitivamente este ángel me ayudo mucho, descubrió
y desarrollo en mí, la vena artística. Yo bailaba, cantaba, hacia fonomimicas, payasea-
ba, narraba cuentos, echaba chistes, presentaba todos los actos culturales, animaba
las fiestas con Óscar Isidro. Me enseño comportamiento, salud e historia patria, ella te-
nia la virtud de enseñarme la historia en sus propias palabras, por eso la vida que pase
allí, nunca fue aburrida, fue muy chévere. Este ángel (no me cansare de repetirlo), me
enseño y formo como un sobrino y ciudadano ejemplar.
Debo anotar que, casi todos los sobrinos de la tía Helena, le llevamos nuestro hijos
a su colegio para que aprendieran sus primeras letras. Cuando lo traslado del barrio
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