Page 159 - Biografia
P. 159

Jorge Humberto Barahona González



            Egipto, a sus modernas instalaciones en el barrio modelo. Siempre le he pedido a mi
            Dios, que nunca me deje olvidar a ese ser tan maravilloso y especial que fue conmigo.
            Gracias tía y profesora Helena, que descanses en paz.



                                       TÍO HUMBERTO






               Hermano de mi madre, el “cuba” de los González, respetado por todos sus hijos,
            sobrinos, hermanas y resto de la familia, un hombre ecuánime y calmado para tomar
            decisiones, se le consideraba el patriarca de la familia, a pesar de ser el menor. Siem-
            pre lo tuve como guía, como faro, orgullosamente llevo mi segundo nombre (Humber-
            to), como homenaje a él.

               Aprendí fotografía, porque quise ser profesional como él. Me dedique a los medios
            de comunicación, influenciado por sus actividades en la reportería gráfica social, co-
            mercial y deportiva, sobre todo en esta última, donde destaco como reportero gráfico,
            de las revistas y periódicos especializados mas importantes de la época. Yo ya era pro-
            fesional en los medios de comunicación, compartíamos eventos importantes del país y
            siempre me presentó como su sobrino preferido, junto con Óscar Isidro.


               Fue directivo del circulo colombiano de reporteros gráficos, allí era donde decían:
            “Humberto González, es el dueño del Campin”, (el estadio de futbol), porque el ojo pro-
            fesional con que él tomaba las fotografías de los partidos profesionales de fútbol, nadie
            lo tenía y yo, siempre andaba muy orgulloso de esto.


               Por muchos años, fue el reportero  social, comercial  y publicitario,  del centro de
            convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada en Bogotá, para mí era lo máximo, ya
            que él mandaba y tenía peso dentro del centro de convenciones, y eso me ayudaba
            en mi trabajo, para bloquear la competencia. A raíz de la muerte de mi padre, lo consul-
            taba continuamente en su oficina, y siempre que buscaba a este ángel, me escuchaba
            y me ayudaba, fuera el problema que fuera.


               Si mi Dios padre me da fuerzas, quisiera, después de haber terminado de escribir
            este  libro,  realizar  una  exposición  de  toda  su  gran  obra  fotográfica,  mostrándole  al
            mundo su lente profesional que, para mí, es del otro mundo. El archivo fotográfico de
            este ángel, me atrevo a decir, que es más completo que el tan publicitado de Manuel H.


               Tío Humberto, gracias por haber estado junto a mi cuando te necesite, descansa en
            paz









                                                            159
   154   155   156   157   158   159   160   161   162   163   164