Page 163 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González
y me dice: “Usted es que es bobo…? Para que es la familia, deje a esos que se em-
borrachen y bailen por cuenta suya, que yo pago”, quede como un príncipe y eterna-
mente agradecido a Gladys.
Desgraciadamente, no volví a ver a estos ángeles (Manolo y Gladys), dicen los
chismosos, que Marybel está en España, donde monto un negocio igual, que viene
cada año a Colombia, a llevar personal femenino de Cali y Buenaventura, y allá las
hace pasar por brasileras, otros dicen que murió, para mi este ángel, siempre estará en
mi corazón.
SOFÍA GONZÁLEZ
El apellido es pura coincidencia, este ángel tenía 82 años y apareció en mi vida,
cuando yo tenía 11 años. Señorita y virgen por supuesto, era mi profesora de música y
dueña de la academia, me enseñó a tocar el piano y a leer solfeo (el lenguaje de las no-
tas musicales), de todas sus enseñanzas, la que más me quedó grabada para toda mi
vida fue: “EL ORDEN… ES LA LUZ EN LA OSCURIDAD”, esta frase la usaba siempre
que me sentaba frente al piano (ver fotografías en el capítulo “Debut como concertista
de piano”), y ella a mi lado, me decía: “Un concertista de piano (ella quería que yo lo
fuera), Dios no lo quiera, si se quedara ciego, podría continuar su vida normal y
sensibilizaría aún más sus conciertos, utilizando el sentido el del oído y el tacto”.
Este consejo me caló para toda la vida, sobre todo en los momentos difíciles, les sugie-
ro ponerlo en práctica y después me cuenta… vale…?.
Su academia de enseñanza, quedaba en la calle 12 entre carreras cuarta y tercera,
a mano derecha, subiendo de la séptima, a lado de donde funcionaba, años atrás, el
permanente central de la policía, hoy llamadas unidades de reacción inmediata (U.R.I),
en la esquina, hacia la tercera, por la misma acera, quedaba el DAS, antes de ser tras-
ladado a Paloquemao, donde sufrió un atentado bomba, en la época de pablo escobar
y después, por problemas que no merecen que los recordemos, fue extinguido.
Como todos mis ángeles, me ayudó mucho, no solamente me enseñaba música, sino
comportamiento y salud, glamour, buenos modales y todo lo relacionado con el des-
envolvimiento en reuniones sociales de alto Turmequé (es decir, etiqueta). Después,
años más adelante, como si hubiera sido la señorita Sofía González una vidente, todo
lo que me enseño, toco ponerlo en práctica, en mi profesión como relacionista público
y comunicador social, periodista, locutor, presentador.
Paz en la tumba de este ángel, que aporto cosas buenas a mi vida…!
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