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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
JORGE SOTO
Después de varios años de ir ascendiendo en Coca-Cola, dentro de la sección de
liquidación, decidí ser parte de los, “más más”, de la élite de 6 cajeros recibidores, los
que recibían el billete de las ventas diarias, por eso éramos tan consentidos por los
gringos y por eso, este cargo era tan envidiado y apetecido.
Había conmigo 6 cajeros en el turno de la tarde, y uno en la mañana, cuando ingrese
al grupo, logre que aumentaran un cajero en el turno de la tarde, y en temporadas altas,
dos en la mañana. Este ángel, era el cajero uno, el jefe del grupo privilegiado y con él
hable de una, saben donde lo ablande y me hice amigo de él…? Exacto, bien contes-
tado, donde Gladys, si, señoras y señores, lo lleve a la cortina roja y no me costó un
peso, siempre me gusto así: “El toro por los cachos y así lo dominas más rápidamente”.
Afortunadamente le caí bien, supe entrarle, esa invitación fue clave… y como es Dios
conmigo (perfecto), Jorge Soto (mi ángel), estaba buscando un “man” como yo, para
que lo reemplazara en este cargo, ya que el estaba “mamao” de tanta responsabilidad,
de tanto poner a prueba su honradez (cuando quiera le cuento porque). El cargo tenía
muy buen salario, muy buenas bonificaciones, buenas ventajas, pero, el trabajo era
muy desagradecido y deterioraba la salud (a mí me daño la visión y me produjo calvi-
cie), hasta me produjo una infección en las manos muy grave (con billete contaminado
de las minas de Muzo) y un ataque de nervios por el stress en este trabajo. Bueno, pero
prosigamos. Jorgito Soto (mi ángel), quería cambiar de sección dentro de la compañía,
quería ser supervisor de ventas, y bendito sea Dios, lo logro, gracias también, a que yo
respondí la confianza que él me dio, obtuvo su traslado y siguió su carrera y yo la mía.
Empezó a enseñarme los gajes del puesto… y que puesto oyó…?, nada menos que
cajero coordinador de los demás cajeros, encargado de las consignaciones en los ban-
cos, del movimiento diario de más de 350 rutas, estamos hablando de un recaudo diario
de 120 a 150 millones de pesos. Si yo tenía el turno de la tarde, Jorgito Soto me en-
señaba en las mañanas (debía adaptarme al turno de él y lógicamente no al mío, pero
lo importante era aprender). La forma que utilizo este ángel, fue la berraquera, mucha
paciencia, cordialidad, dialogo y confianza, como sería lo bien que lo hizo, que me con-
virtió en un “duro” del recaudo.
Este proceso duro aproximadamente 15 días, donde yo casi no dormía, ni sueño me
daba por las ganas de aprender. Mi ángel debía pasar el informe a los jefes, para que
me dieran el cargo, subió y dijo: “Jorge Barahona, está listo para el periodo de reem-
plazo y ratificación de cargo”, sin este concepto del titular, el aspirante, o sea yo, no
podía hacer nada, así era el protocolo. Luego vendrían más entrevistas personales y
más capacitación. Por eso era que Coca-Cola estaba entre las compañías número uno
en Colombia y así es el estilo gringo… aprenda mijo… y llego ese gran día, un sábado,
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