Page 81 - complot contra la iglesia
P. 81

con los mandamientos y demás condiciones por Dios establecidas, asesinaron
                    a gran parte de los profetas, renegaron  del Hijo de Dios, lo calumniaron y
                    asesinaron; faltando al primer mandamiento que es amar a Dios sobre todas
                    las cosas; al 5º que prescribe no matar; al 8º que prohibe levantar falso
                    testimonio y mentir. Además de asesinar a varios discípulos de Cristo,
                    manchan sus manos en sangrientas revoluciones en donde han matado a
                    millones de seres humanos y despojado a  los cristianos y gentiles de sus
                    riquezas, robándolos primero, con la  usura y luego con el comunismo.
                    Blasfeman horriblemente contra el nombre de Dios en los países comunistas,
                    sin que valga la justificación que dan en sus reuniones secretas, en el sentido
                    de que sólo lo harán transitoriamente durante algunos siglos, mientras la
                    máquina destructora del socialismo comunista aniquila todas las religiones
                    falsas, para edificar sobre la ruina de éstas la religión –totalmente deformada-
                    del Dios de Israel y de su pueblo escogido, que será la futura aristocracia de la
                    humanidad.
                           Es preciso notar que las blasfemias contra Dios y las negaciones del
                    comunismo materialista no van dirigidas contra tal o cual religión tenida como
                    falsa, sino contra Dios en general y contra todos los valores del espíritu.
                           Ni el delirio de grandeza de la Sinagoga de Satanás ni su imperialismo
                    demoníaco, podrán justificar jamás las monstruosas blasfemias que contra Dios
                    se lanzan en los Estados sujetos a la  dictadura socialista del comunismo:
                    aunque se diga que es una situación meramente transitoria de unos cuantos
                    siglos.
                           En una palabra, en lugar de cumplir con los mandamientos y con todo
                    aquello que Dios puso como condición  para que fueran su propio pueblo
                    escogido, lo han violado todo sistemáticamente en la forma más trascendental,
                    sobre todo al perpetrar el deicidio –crimen horrendo consistente en el asesinato
                    de Dios Hijo-, culminación espantosa de tantos crímenes y violaciones a los
                    mandamientos, que han continuado cometiendo hasta nuestros días.
                           Así, se han hecho merecedores de todas las maldiciones y castigos con
                    que Dios mismo los amenazó, ya que, en vez de cumplir todos los
                    mandamientos, los desobedecieron. Estas maldiciones y castigos profetizados
                    por el propio Dios Nuestro Señor, se  han ido cumpliendo al pie de la letra,
                    hasta el más terrible de ellos, consistente en el aniquilamiento y la destrucción
                    en masa. Si se repasan de nuevo los versículos de la Biblia insertados
                    anteriormente que hablan de esa destrucción y se comparan con las matanzas
                    de judíos en la Europa ocupada por los nazis, se podrá comprobar que una vez
                    más, en la historia, se cumplieron las maldiciones y castigos anunciados por
                    Dios Nuestro Señor hace miles de años para el pueblo judío. Evidentemente,
                    Dios Nuestro Señor ha utilizado incluso a los pueblos paganos –como los
                    caldeos, los romanos y últimamente los nazis -, como instrumentos de la Divina
                    Providencia para castigar los delitos y pecados del pueblo judío y hacer cumplir
                    las maldiciones predichas por el mismo Dios. La Santa Inquisición, al castigar
                    con la muerte a los judíos infiltrados en la Iglesia y en el clero, no fue más que
                    otro instrumento de la Divina Providencia para aplicar sobre ellos los castigos
                    anunciados por Dios al propio Moisés.
                           Si los hebreos o sus instrumentos  dentro de la Cristiandad se sienten
                    molestos al leer estas líneas, deben reconocer, sin embrago, que ni debemos
                    ni podemos modificar los mandatos divinos.
   76   77   78   79   80   81   82   83   84   85   86