Page 306 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Las iluminaciones y la unión  295
        se transmite a las olas de las playas del corazón. La iluminación di-
        recta del Señor es de dos especies, según que se trate de la esencia
        divina o de sus atributos. A su vez, la primera especie se subdivide en
       otras dos, según que la esencia divina se manifieste como esencia de
       Dios o como esencia de Señor... La iluminación que tiene por objeto
       los atributos divinos se subdivide también en dos especies, según que
       se Irate de los atributos que se llaman de la hermosura o de la majes-
       tad de Dios [14]... Ten además presente que la contemplación acaece
       con y sin  la iluminación y recíprocamente. Una y otra, en cambio, no
       se dan, sino acompañadas de la revelación, mientras que esta última
       puede existir sin ellas.
                      Artículo sobre la unión.
          Ten entendido que la unión con la Majestad de Dios no es como
        la unión de un cuerpo con otro o de un accidente con otro, ni como la
       unión del conocimiento con su objeto o la de la acción con su efecto.
       Dios está muy alto para que así sea. La unión mística es de dos ma-
             a
       neras:  1.  Unión del principio,  la cual consiste en que se  le descubre
       al siervo la belleza de Dios [15] y queda tan absorto en  El, que  si
       mira a su propio conocer, advierte que no conoce sino a Dios, y  si
       mira a su propio querer, no aspira sino a El. Queda, pues, ocupado
       todo su ser totalmente en Dios, sin prestar atención  ni a su propia
       alma, entregada exteriormente a  la vida devota e interiormente a  la
                                a
       corrección de sus hábitos morales.  2.  Unión del  fin,  la cual consiste
       en que  el siervo de Dios se despoja de  sí mismo totalmente y queda
       desnudo para solo Dios, viniendo á ser como si fuese El. La unión no
       depende del siervo, sino de la particular providencia de Dios, es decir,
       del  libre juego de los raptos divinos. El siervo, sin embargo, puede
        adquirir  la unión por medio de actos que son la causa ocasional de
       su adquisición. Va lo dice Dios (Alcorán, XXIX, 69): "A aquellos que
       se esfuerzan por Nos, los dirigiremos rectamente por nuestros sende-
        ros." El siervo, pues, que llega a la unión es de tres clases: o bien,
        porque simplemente Dios lo arrastra por medio del rapto, o bien, por-
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