Page 305 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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294          Parte ¡11.—Textos: Tohfa, 13, 14
        el alma pasa por los distintos estados y moradas místicas), merced a
        una lumbre espiritual, desnuda de toda determinación concreta, que
        Dios infunde a aquellos de sus siervos que bien le place. Llámase tam-
        bién por eso revelación de los atributos. Si se le revela el atributo de
        la omnisciencia divina, le aparecen claras las ciencias religiosas;  si el
        atributo del oído divino se le revela, oye la palabra de Dios;  si es  el
        de la vista divina, se le infunden intuiciones y contemplaciones;  si se
        trata ya de uno de los atributos de la majestad, cae en la inconscien-
        cia del éxtasis;  si, en cambio, se le revela uno de los atributos de la
        hermosura divina, se le infunde el deseo apasionado de contemplarla;
        si se le revela  el atributo de la eternidad divina, entra en la morada
        de la presencia de Dios permanente; si, por fin, se le revela el atributo
        de la unicidad divina, llega a la unificación sin conocimiento.

                    Articulo sobre las iluminaciones.
          La iluminación es la aparición de la esencia divina y de sus atri-
        butos. A veces, la iluminación se realiza por medio del espíritu; y no
        todo ei que recorre el camino de la perfección acierta a distinguir en-
        tre esta iluminación del espíritu y  la iluminación directa de la Divi-
        nidad. La diferencia entre una y otra estriba en que la iluminación del
        espíritu va siempre marcada con  el estigma característico de  lo que
        es temporal y no eterno; por eso, el espíritu no tiene la energía sufi-
        ciente para soportarla y cae en la inconsciencia; de modo que aunque
        en  el momento de la manifestación tenga alguna energía  el espíritu,
        la iluminación hace desaparecer todos los atributos de la humanidad;
        y así, quedando ocultos para el alma los actos de devoción que reali-
        za, no logra  la quietud espiritual. En cambio, con la iluminación di-
        recta del Señor ocurre lo contrario, porque en su virtud logra el alma
        la inconsciencia de su propia inconsciencia, es decir,  la muerte total
        de sí misma, según ya se dijo, y con ello alcanza la quietud espiritual.
        La iluminación por medio del espíritu acaece a menudo por efecto de
        la violencia de las luces infundidas en la oración mental o en la prác-
        tica de las buenas obras, y este oleaje luminoso del océano espiritual
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