Page 304 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Las contemplaciones y las revelaciones 293
cibe su manera de ser y el explicar en qué consisten es sumamente
arduo.
Artículo sobre las revelaciones.
La revelación es la supresión de los velos que ocultan una cosa, de
modo que el sujeto de la revelación percibe lo que antes no percibía.
Los velos significan aquí los obstáculos por cuya causa el siervo de
Dios se ve impedido de llegar a la presencia de la Majestad divina, es
decir, los diferentes mantos que la ocultan, así de las cosas del mun-
do presente, como de la misma vida futura... Las revelaciones son de
cinco maneras: del entendimiento, del corazón, del secreto, del espí-
ritu y del misterio. A medida que el devoto se entrega al combate as-
cético, se le van levantando los velos. La revelación del entendimiento
le descubre las ideas de los inteligibles y le pone de manifiesto los se-
cretos de los posibles contingentes. Esta revelación se llama también
especulativa. La del corazón le descubre luces diferentes, como se
explicó al tratar de la contemplación. Por eso se llama también revela-
ción contemplativa. La del secreto le descubre los secretos de las cria-
turas y la providencia divina en la creación de los seres. Se llama tam-
bién inspiración divina. La del espíritu le descubre con toda su exten-
sión los jardines del paraíso y las mansiones infernales, las ascensiones
del alma y la visión de los ángeles [13]. Cuando el devoto se ha purifi-
cado del todo y se ha limpiado de las suciedades sensuales, se le mani-
fiestan los mundos que no tienen fin, se le descorren los velos del
tiempo y del lugar y alcanza a conocer los sucesos pasados y futuros;
se le descorren también los velos del tiempo y del lugar de la otra
vida y, en general, los velos de las relaciones espaciales, y entonces
aparecen en el sujeto los carismas o prodigios de penetrar en lo ínti-
mo del pensamiento ajeno, de vislumbrar las cosas ocultas, de pasar
por el fuego y el agua, de recorrer en un instante inmensas distancias,
etcétera. Todo esto es propio de la revelación del espíritu. Finalmen-
te, la del misterio le descubre los atributos divinos, así los de la ma-
jestad como los de la hermosura (pero gradualmente, a medida que