Page 309 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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298          Parte  III.— Textos: Tohfa,  16
          Los dos estados místicos que se llaman opresión y expansión tie-
        nen sólo lugar en los comienzos del estado del amor perfecto, no en
        su fin, ni tampoco antes de este estado. Así, el que todavía está en  el
        grado del amor ordinario no experimenta  ni opresión de espíritu ni
        expansión, sino únicamente temor y esperanza. El sentimiento de opre-
        sión se experimenta  si aparecen  los estímulos de la concupiscencia
        sensitiva y tienden a dominar sobre el alma. El sentimiento de expan-
        sión, en cambio, se manifiesta  si aparece la pureza del corazón como
        dominante. A veces sobrevienen en  lo íntimo uno u otro de ambos
        sentimientos, sin que se conozca cuál sea la causa que los produce.
        El que está ya privado de opresión y expansión por haber superado
        ambos sentimientos, es que su alma llegó a la quietud o a! sosiego (1).
          Amir ben Abdala (2) decía: "No me importa  si fué una mujer lo
        que vi o si fué una pared." Esto es lo que se llama aniquilación o éx-
        tasis. Consiste en que se pierda la conciencia de todas las cosas, sin
        tener ya nada el sujeto como suyo. El estado opuesto se llama subsis-
        tencia, que consiste en que el sujeto pierda la conciencia de sus actos,
        por subsistir sólo en el alma la presencia de Dios. Dícese también que
        el éxtasis es  el olvido absoluto de las cosas, tal como lo experimentó
        Moisés, cuando su Señor se le reveló en el monte... El éxtasis es exte-
        rior,  si Dios se revela por medio de sus operaciones ad extra y esta
        revelación priva súbitamente al siervo de  la facultad de ver fuera de
        Dios acto alguno, sea de  sí mismo, sea de los demás. El éxtasis es
        interior, cuando Dios se revela, unas veces, por medio de sus atribu-
        tos, y otras por medio de la contemplación de las huellas de  la ma-
        jestad de su esencia, en tal medida, que la luz de la Verdad divina se

          (1)  A este breve esquema reduce Abenarabi  la teoría de ambos estados,
        que tanta importancia había de alcanzar, dos siglos más tarde, dentro de  la
        escuela de los xadilíes, los cuales, a semejanza de San Juan de la Cruz, basa-
        ron toda la psicología de la vida espiritual en  el ritmo de la "opresión" (cabd)
        y de la "expansión" (bast), para otorgar la primacía a la "opresión", que San
        Juan de la Cruz llamó "aprieto".
          (2)  No me es posible identificar la personalidad de este sufi, por ser muy
        común su nombre.
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