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C.F.G.S. Integración Social Módulo HAPS
Brazos hacia la espalda: denotan una clara expresión de superioridad y
seguridad, ya que quien la realiza a menudo puede estar sugiriendo “me
muestro, tengo cierto poder, no tengo que proteger mi cuerpo”. También
puede ser una agresividad contenida en los casos en que se da con fuerza
y presión.
- Las piernas: por lo general se suele fijar más en los brazos y en el rostro de las
personas con quienes se habla que en las piernas, por la sencilla razón de que
están más al alcance de la vista. No obstante, también se repara en los
movimientos de éstas y también aportan información. Por ejemplo, las piernas
cruzadas, al igual que ocurre con los brazos, indican la existencia de una
posible actitud defensiva o negativa. No obstante, al tratarse de un gesto de
apoyo a otros gestos negativos, no debe interpretarse de forma aislada.
Cuando se combinan el cruce de piernas con los brazo y la persona se ha
abstraído de la conversación, indica la existencia de una actitud de
competencia o de discusión.
- La postura: una vez conocemos los gestos por separado ya podemos habla de
determinadas posturas, y será más fácil acertar en su interpretación. A través
de la postura las personas, de manera consciente o inconsciente, reflejamos
estados emocionales y actitudes respecto a nosotros mismos y nuestra relación
con los demás. Las posiciones corporales denotarán por ejemplo, sentimientos
de antipatía, de distanciamiento, de aceptación, de afinidad, de
colaboración, de ira… De las múltiples categorizaciones que se han hecho al
respecto podemos diferenciar dos dimensiones fundamentales:
Acercamiento/retirada: la primera es una actitud que muestra aceptación,
atención e interés y se caracteriza por una inclinación del cuerpo hacia
delante, con los brazos y piernas abiertas o las manos extendidas hacia el
otro. La retirada, al contrario, manifiesta rechazo o repulsión se expresa
retrocediendo, volviéndose hacia otro lado como si se quisiera dar la
espalda, cruzando las piernas o cruzando los brazos a modo de protección.
Evidentemente son conductas tendientes a crear barreras personales
respecto otra persona o personas.
Expansión/contracción: la postura de expansión, especialmente si es muy
pronunciada, denota arrogancia, desprecio o engreimiento y se
caracteriza por el tronco recto o inclinado hacia atrás sacando pecho, la
cabeza erguida y los hombros elevados. En cambio, la contracción expresa
abatimiento o depresión y se manifiesta por el tronco curvado hacia
delante, la cabeza hundida, los hombros que cuelgan y el pecho hundido.
Para una mejora de la eficacia comunicativa, es aconsejable adoptar posturas
que reduzcan la distancia y aumenten la apertura hacia los demás, pues
denotan una mayor disposición a la interacción, calidez y amigabilidad.
La proxémica
El Dr. Edward T. Hall, al estudiar el espacio personal acuñó la palabra
proxémica, que abarca sus teorías y observaciones sobre las zonas de los territorios y
cómo se utilizan, en este sentido se entiende por proxémica el estudio del uso y
percepción del espacio personal y social.
El uso que se hace del espacio, tanto del propio como del de los otros, puede
afectar considerablemente a la capacidad de conseguir ciertas metas deseadas de
comunicación. Hall sostiene que el uso del espacio influye en la capacidad de
relación con los demás: toda persona tiene sus propias necesidades territoriales.
En la comunicación, cada persona tiene una distancia, o zona en la que se
siente segura o protegida, traspasar esta distancia se vive como una incursión en
territorio propio y afecta negativamente a la eficacia de la comunicación, ya que la
actitud del receptor se vuelve defensiva en lugar de receptiva. Por otra parte, utilizar
una distancia excesivamente alejada dificulta la retroalimentación, distrae la atención
y reduce la eficacia de la comunicación. Conocer las distancias interpersonales
ayudará sin duda a respetar a los demás y a darse cuenta de por qué una persona
UT.6 Programas y técnicas de comunicación en HHSS 16