Page 277 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
tumbraba pensar que la vida era una entidad positiva y perpetua,
y que al consumir multitud de seres vivos, por muy bajos que se
encuentren éstos en la escala de la creación, es posible prolon
gar la vida indefinidamente. A veces creía en ello con tanta fir
meza que trataba de comer carne humana. El doctor, aquí pre
sente, confirmara que una vez traté de matarlo con el fin defor
talecer mis poderes vitales, por la asimilación en mi propio cuer
po de su vida, por medio de su sangre, Basándome, desde lue
go, en la frase bíblica: "Porque la sangre es vida." Aunque, en
realidad, el vendedor de cierta panacea ha vulgarizado la pero
grullada hasta llegar al desprecio. ¿No es cierto eso, doctor?
Asentí distraídamente, debido a que estaba tan asom
brado que no sabía exactamente qué pensar o decir; era difícil
creer que lo había visto comerse sus moscas y arañas menos de
cinco minutos antes. Miré mi reloj de pulsera y vi que ya era
tiempo de que me dirigiera a la estación para esperar a van Hel
sing; por consiguiente, le dije a la señora Harker que ya era hora
de irnos. Ella me acompañó enseguida, después de decirle
amablemente al señor Renfield:
—Hasta la vista. Espero poder verlo a usted con fre
cuencia, bajo auspicios un poco más agradables para usted.
A lo cual, para asombro mío, el alienado respondió:
—Adiós, querida señora. Le ruego a Dios no volver a ver
nunca su dulce rostro. ¡Que Él la bendiga y la guarde!
Cuando me dirigí a la estación, dejé atrás a los mucha
chos. El pobre Arthur parecía estar más animado que nunca
desde que Lucy enfermara, y Quincey estaba mucho más alegre
que en muchos días.
Van Helsing descendió del vagón con la agilidad ansiosa
de un niño. Me vio inmediatamente y se precipitó a mi encuentro,
diciendo:
—¡Hola, amigo John! ¿Cómo está todo? ¿Bien? ¡Bueno!
He estado ocupado, pero he regresado para quedarme aquí en
caso necesario. He arreglado todos mis asuntos y tengo mucho
de qué hablar. ¿Está la señora Mina con usted? Sí. ¿Y su sim
pático esposo también? ¿Y Arthur y mi amigo Quincey están
asimismo en su casa? ¡Bueno!
Mientras nos dirigíamos en el automóvil hacia la casa, lo
puse al corriente de todo lo ocurrido y cómo mi propio diario
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