Page 12 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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PRESENTACIÓN 13
humana de las facetas de una cultura. Sugerimos, pues, al lector que dis
frute de la calidad literaria de estos textos, de los valores comunes a to
dos, a los egipcios y a nosotros, universales en definitiva, que de ellos re
zuman. Cualquier lector sensible se podrá hacer uno con los destinos
épicos de Sinuhé o del Náufrago, y se identificará con las peripecias de la
auténtica odisea que ambos héroes protagonizan, uno por tierra, Sinuhé
-el hombre astuto y decidido que es capaz de hacer cara y superar un des
,
tino adverso— y por mar el otro, al marinero arrojado a la isla que será
testigo de las maravillas que contiene y sobre todo privilegiado interlocu
tor de la maravillosa serpiente-dios que allí habita. Es difícil dejar de con
moverse ante la hermosa relación de cariño y ternura que, pese a los ava-
tares de sus fantásticas peripecias, une a los dos hermanos protagonistas
del cuento homónimo, o ante la piadosa reacción de respeto y de amor
que el hijo de Verdad manifiesta al conocer el infortunado destino de su
padre, destino que él se encargará de vengar actuando con audacia e in
genio para que la justicia salga a la luz. Simpatizaremos de inmediato con
Wenamón, constante y voluntarioso, pero humano a la vez, susceptible
así también de ceder momentáneamente al desaliento, y que finalmente
habrá de lograr volver a la tierra amada, a Egipto, con la madera precio
sa para su dios, Amón. En algunos casos, la capacidad de expresar, a una
distancia de tres mil años de nosotros, la dramática relación del hombre
frente a una existencia irremediablemente y fatalmente prefijada, y la im
portancia ahí del amor y de la amistad es más que notable, como sucede
en E l príncipe predestinado. Y en otros casos la comicidad, el humor y la
irreverencia resultan soprendentes y casi de rabiosa actualidad, como su
cede en Eas aventuras de H orusj Seth. En fin, sería largo, y no es este el lu
gar ni tampoco esa nuestra intención, enumerar el conjunto de valores y
atractivos que estos relatos y narraciones míticas pueden ofrecer. Aparte
de sus aportaciones literarias e históricas, bien señaladas y ponderadas
por Lefebvre, se trata de obras capaces todavía de llegar y de decir cosas,
a través de tres o cuatro mil años, al ser humano que todos, los egipcios
y nosotros, llevamos dentro.
José Miguel Serrano Delgado
Dpto. de Historia Antigua
Universidad de Sevilla