Page 154 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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CUENTO DE LOS DOS HERMANOS                              161


    ses  extranjeros para buscarla; en cuanto al mensajero destinado al Valle
    del Pino, envía con (él) gente en gran número para  traerla56».  Entonces
    dijo su Majestad: «Está bien, muy bien lo que (vosotros) decís», y se (les)
    hizo marchar.
       Y después de muchos días tras esto, las gentes que habían ido a las tie­
    rras  extranjeras  regresaron  para  presentar  (su)  informe  a  Su  Majestad
    V.P.S., pero aquellos que habían ido al Valle del Pino no volvieron, pues
    Bata los  había  matado,  dejando  no  obstante  sobrevivir a uno  de  ellos,
    para (que pudiera) hacer (su) informe a su Majestad V.P.S./[11,  10]  En­
    tonces  su Majestad envió  soldados en gran  número  e igualmente hom­
    bres en carros para traerla57; y /[12,1]  con ellos había una mujer, en cu­
    yas manos (se) había puesto todo dpo de hermosos adornos femeninos.
    Esta mujer volvió a Egipto con ella58, y hubo gran alegría a causa de ella
    en  el  país  entero:  Su  Majestad  V.P.S.  la  amó  mucho,  mucho  y  Se  la
    nombró gran favorita.
    Muerte y  resurrecáón de Bata

       Después Se conversó con ella para hacerle hablar respecto a su mari­
    do, y ella dijo a Su Majestad V.P.S. : «Haz cortar y destruir el pino real». Y
    Se /[12,5] envió a soldados con sus herramientas de cobre para cortar el
    pino. Llegaron al pino y cortaron la flor sobre la que estaba el corazón de
    Bata, y éste cayó muerto en el mismo instante.
       Y después de que la tierra  se aclarara y que un  segundo día hubiera
    llegado,  cuando  el  pino  real  fue  abatido,  Anup,  el  hermano  mayor  de
    Bata, entró en su casa y se sentó para lavarse las manos. Se le dio una ja­
    rra de cerveza y se desbordó; /[12,10] se le dio otra de vino y (el vino) se
    enturbió. Entonces cogió su /[13,1] bastón y sus sandalias así como sus
    vestidos y sus armas y se puso en marcha hacia el Valle del Pino. Entró
    en el castillo de su hermano pequeño y encontró a su hermano pequeño
    yacente sobre su lecho, muerto. Se puso a llorar cuando vio a su herma­
    no pequeño yacente, convertido en cadáver59. Y se fue para buscar el co­
    razón de su hermano pequeño bajo el pino real a cuyo abrigo su herma­
    no pequeño dormía al atardecer. /[13,5] Pasó tres años buscándolo y no
    lo encontraba; y cuando comenzó el cuarto año, su corazón deseó volver
    a Egipto, y dijo: «Me iré mañana». Así dijo en su corazón.



       36 Los «sabios» del Faraón saben pues ya que ella se encuentra en el Valle del Pino: ¿por qué
    entonces envían gentes «a todos los países extranjeros» donde ciertamente ella no está? No es
    preciso pedir mucha lógica a nuestro narrador.
       37 A la compañera de Bata.

       >ΆDe nuevo se trata de la compañera de Bata que, en esta frase, se designa con el pronom­
    bre «ella». El Faraón había enviado a una mujer para atraerla.
       59 Lit. «en la condición de estar muerto».
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