Page 157 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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164       MITOS Y CUENTOS  EGIPCIOS DE LA ÉPOCA  FARAÓNICA


     otra del otro lado; y ellas dieron lugar a /[17,1] dos grandes perseas, las cua­
     les eran cada una (un árbol) escogido. Fueron a decir a Su Majestad V.P.S.:
    «Dos grandes perseas han brotado, como gran maravilla, para su Majestad
    V.P.S., durante la noche, cerca de la gran puerta de su Majestad V.P.S.»; y
     hubo alegría a causa de ellas en el país entero, y Se les ofreció un sacrificio74.
       Y después de muchos días tras esto, Su Majestad V.P.S. apareció en la es­
     tancia de lapislázuli75, con una guirnalda de flores de todo tipo en su cuello;
     <montó> sobre un carro de oro /[17,5] y salió del palacio VRS. para ver las
    perseas. La favorita salió con el cortejo tras Faraón V.P.S. Entonces su Majes­
     tad V.P.S. se sentó bajo una persea <y la favorita bajo la otra persea. Y Bata>
     se dirigió a su mujer: «¡Eh!, traidora, soy Bata, y todavía estoy con vida, a pesar
     de ti. Y (yo) sé bien que si hiciste cortar <el pino> para Faraón V.P.S., fue por
    mi causa76. Me he transformado en toro y tú me has hecho (también) matar».
       Y después de muchos días tras esto, la favorita se levantó e indujo a be­
    ber a Su Majestad V.P.S., y Se fue bueno con ella. Y dijo ella a su Majestad
    VP.S.: /[17,10] «Júrame por Dios, diciendo: Lo que me diga la favorita, yo
                                             »
     lo escucharé para darle placer -así habrás de decir—. Y él escuchó /[18,1]
     todo lo que ella dijo.  Ella dijo entonces: «Haz cortar estas dos perseas y
    hazlas convertir en buenos muebles».  Se escuchó todo lo que ella dijo. E
    inmediatamente Su Majestad V.P.S.  envió obreros cualificados y cortaron
    las perseas de Faraón VP.S. La esposa real, la favorita, miraba hacer; y una
     astilla voló; entró en la boca de la favorita; /[18,5] ella la tragó y quedó en­

    cinta en un instante. Y Se hizo con los árboles77todo lo que ella quiso.
     Última metamorfosis de Bata78

       Y después de muchos días tras esto, ella dio a luz a un hijo varón. Y
     fueron  a decir a Su Majestad V.P.S.:  «Te ha nacido un hijo varón».  En­
     tonces fue llevado; se le dio una nodriza y guardianes; y hubo alegría (por
     su causa)  en todo el país. Se se  sentó y Se pasó una jornada feliz; Se se

       74 El culto a ciertos árboles ha sido siempre bien conocido en la religión popular egipcia.
       73   La estancia se abría en el centro de la fachada del palacio, y es donde el rey «aparecía» en
     las ocasiones solemnes.
       76 lit. «(yo)  sé, <en lo que concierne>  a la  acción que has  hecho» (a saber que)  <el pino
     haya sido> cortado ß cd. tw) para Faraón V.P.S., que fue por mi causa». Al comienzo «yo sé», co­
    rrección propuesta por Gardiner: cfr. nota 70.
       7/ Lit. «Se hizo de ellos». Se transformó a las perseas en buenos muebles, por deseo de la favorita.
       78   Aquí se ve a Bata, que se da la vida a sí mismo en el seno de su propia mujer, renacer como
    hijo del rey y convertirse a su vez en rey de Egipto. Su primer acto será castigar a aquella que fue
     su esposa y que se había convertido en su madre. [N. del T.: No debe producir demasiada extraneza
     en el lector la imagen de Bata a la vez generador y padre de sí mismo en el cuerpo de la reina, su
    infiel esposa. Entra dentro del dogma de la divinidad del faraón según las creencias egipcias. El so­
     berano es llamado con frecuencia Kamutef «Toro-de-su-madre», entendiéndose que se trata de la
     divinidad  (Amón-Ra en el Imperio Nuevo)  que renace una y otra vez, reencarnándose en quien
     ocupa el trono. Cfr. H.  F r an k fo rt,  Reyes y Dioses: estudio de la religión del Oriente Próximo en lu An­
     tigüedad en tanto que integración de la sociedad y la naturaleza, Madrid, 1976, especialmente pp.  123 y ss.]
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