Page 181 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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190        MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS DE LA ÉPOCA FARAÓNICA


     bienes de Seth35, entrégale a Anat y Astarté36, tus dos hijas, y /[3,5] colo­
     ca a Horus en el lugar de su padre Osiris».
     I μ Enéada delibera

       He aquí que la carta de Neith la poderosa, la madre divina, llegó a los
     dioses de la Enéada cuando estaban sentados en la gran sala Horus ante
     los Cuernos, y se devolvió la carta a las manos37 de Thot. Y Thot la leyó
     ante el Señor Universal y ante la Enéada entera, y todos dijeron con una
     sola voz: «Esta diosa tiene razón». Pero el Señor Universal se enfureció
     contra Horus y le dijo: «Eres débil de miembros38, y esta función es de­
     masiado pesada para un mozalbete como tú, cuya boca huele mal39». En­
     tonces Onuris  se enfureció un millón  de veces e igualmente la Enéada
     entera, a saber los Treinta40. Y el dios Baba41 se alzó, y /[3,10] dijo a Pra-
     Harakhti: «¡Tu templo está vacío!». Entonces Pra-Harakhti quedó herido
     por la respuesta que le había sido hecha; se tendió sobre la espalda, te­
     niendo el corazón muy triste.  Después de esto, los dioses de la Enéada
     salieron  y  lanzaron  un  gran  grito  delante  del  dios  Baba,  y  le  dijeron:
    «Vete afuera, tú; el crimen que has cometido es grave en extremo». Des­
     pués se fueron hacia sus moradas. Y el gran dios pasó»un día / [4,1] ten­
     dido sobre la espalda en su pabellón, teniendo el corazón muy triste, y
     solo.
       Tras largo rato Hathor, la dama del sicomoro del sur, vino y se puso
     ante  su  padre,  el  Señor  Universal,  y  descubrió  su  desnudez42  ante  su


       36 Sobre estas dos divinidades de origen extranjero, pero adoptadas por los egipcios en  el
     Imperio Nuevo, cfr. Erman, Die Rßligion derÀgypter, pp. 150-151 (traducción de Wild pp. 181-182).
     Se recordará que en la Leyenda del dios del mar Astarté era hija de Ptah (más arriba, pp.  122 y 125).
     [N. de! T.:  Recordemos que Seth tiene un acusado papel como «dios de las tierras extranjeras»,
     o de los desiertos. Como vimos en el texto de la Querella de Sekenenre y Apopi,  fue la advocación
     divina egipcia preferida por los hiksos.]
       37 urt, posiblemente con el valor del dual drty (cfr. p.  188, nota 23).
       38 Plutarco, De Iside,  cap. 19, colaciona que el niño Horus (Harpocrates), nacido prematura­
     mente, era de constitución débil en sus miembros inferiores: por ello  sin duda se le representa
    siempre sentado.
        ;
       3< Se ha relacionado esta frase con una fórmula china que se aplica a alguien que es dema­
     siado joven para la tarea a su cargo: «un joven sobre quien el mal olor de la leche esta aún fres­
    co»: N. Siah, en JUA 24 (1938), p,  127.
       40 La Enéada ampliada se identifica aquí con el colegio de magistrados llamados los Trein­
     ta; éstos formaban el gran tribunal tradicional de Egipto (W örth2,46, ref.  16).  Por otra parte,
     se hace  frecuente mención de estos treinta dioses (de quienes sería difícil ofrecer una lista no­
    minal) en la literatura religiosa {ibidem,  ref.  17).

       41 Baba (Bíbi —pero B ibw i en Pirámides,  1349 a) es uno de esos seres terribles que rodean a
    Osiris, juez de los  muertos.  Se  suponía que  devoraba el corazón de los culpables; cfr.  Erman,
    Die Religion der Ägypter,  p. 229.  Plutarco lo llama Bebón, y de hecho es el amigo de Seth-Tyfon
     (De Iside,  cap. 49); Manetón llega incluso a identificarlo con Seth.
       42 El texto egipcio emplea una palabra más  cruda: kit.sy que  designa el órgano  femenino;
    comparar con la injuria kit tShwt «disoluta» en Orbiney 7,8 (p. 158 y nota 37).
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