Page 25 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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INTRODUCCIÓN                                             27


     que encontrará en Rensi, afortunadamente, a un juez humano e impar­
     cial. Los verdaderos campesinos, los hombres adscritos a la tierra y que
     la cultivan con  sus manos, los encontraremos en el  Cuento de los dos her­
     manos. Anup es un propietario y está casado; Bata, su joven hermano, a
     quien ha educado, trabaja para él, cultivando, cosechando, incluso tejien­
     do telas, conduciendo a su vez a los pastos al ganado, del que tiene gran
     cuidado; en contrapartida, Bata es alimentado y puede acostarse, por la
     noche, en el establo. No creemos sin embargo que el mayor sea un pere­
     zoso y que abuse de las fuerzas del menor: vemos a los dos, cuando lle­
     ga la estación peret, labrar y sembrar las tierras surgidas del agua63. Y todo
     habría  seguido tranquilo, prolongándose  apacible  esta vida rústica,  si la
     mujer de Anup no hubiera provocado, con su mala conducta, la discor­
     dia entre los dos hermanos.
        La mujer de Anup, de intenciones adúlteras, mentirosa y pérfida, no
     es una excepción entre las egipcias que desempeñan un papel en nues­
     tros cuentos. La esposa de Ubaoné pasa del deseo al acto: prendida de
     un «burgés», lo acoge en un pabellón del jardín y, juntos, «pasan una fe­

     liz jornada»  (según la expresión egipcia)  en ausencia del marido66.—La
     compañera  que los  dioses  han  fabricado para Bata, «para que  no per­
     manezca solo», le traiciona también, se convierte en la gran favorita del
     soberano y no cesa de perseguir a su antiguo esposo reconociéndole a
     través de sus transformaciones67. Todos estos delitos son por otra par­
     te castigados inexorablemente: la mujer de Anup es muerta por su ma­
     rido, y arrojada a los perros; la mujer de Ubaoné es quemada y su aman­
     te  entregado  al  cocodrilo.  En  cuanto  a  la  compañera  de  Bata,
     igualmente  es  muerta, posiblemente  por la  espada,  como  las  Hahtors
     habían premonizado68.- La dama que conocemos a través.de uno de los
     nuevos  papiros  Chester Beatty no  es  más  digna  de  respeto:  sensual  y
     cruel, tiene con Verdad, a quien «ella deseaba mucho, mucho, habiendo
     visto que era bello en todo su cuerpo», relaciones de una noche; satis­
     fecho su capricho, lo abandona y hace de él el portero de su casa. No
     escapará tampoco al castigo, y será el hijo nacido de sus amores quien
     se lo hará aplicar69.
        ¿No encontramos pues en estos cuentos una sola mujer digna de es­
     tima? Al menos una hay: la Reddjedet del papiro Westcar, esposa fiel (pues
     será bajo los rasgos  de Rauser, su marido, como Ra la visita)70, ama  de
     casa preocupada por el buen orden de su hogar, y que tiene además una


        fo Véase más abajo, p.  154.

        M>Véase más abajo, p. 95.
        (r Véase más abajo, p.  162-165.

        Í,KVéase más abajo, p.  165 y nota 84.
        ω Véase más abajo, p.  172, nota 25.
        ° Cfr. el pasaje (más abajo, p. 106) donde las diosas dicen a su marido: «Ten el corazón con­
     tento, Rauser, pues tres hijos te han nacido».
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