Page 15 - Libro para Angi
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MARiA ANTONIETA  OSORNIO  RAMiREZ
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           terreno. La dificultad del entrenamiento militar, tenia como objetivo pre-
           pararnos para evitar accidentes; entre los paracaidistas amateurs eran
           comunes los accidentes y las lesiones.
                 Finalmente terminamos el entrenamiento ... Aunque yo no querfa
           saltar. Segufa firme en la conviccion de que era un deporte de locos.
                 Una mafiana, mientras admiraba los saltos de un concurso en Te-
           quesquitengo, se me acerco Serafin.
                 -No quieres saltar porque tienes miedo, reconocelo- me dijo.
                 Me dio tanto coraje que de inmediato le respondf.
                 -Anotame en el vuelo que sigue.
                 -(,De veras vas a saltar?
                 -Claro que si, pero solo esta vez para demostrarte que no tengo
           miedo -le respond! mientras me iba poniendo el equipo.
                 Serafin se quedo atonito.
                 -Tony va a saltar ...  Tony va a saltar. ..  -se corrio la voz entre
           todos nuestros amigos.
                 De inmediato, Serafin me anoto en novatos por lo que habrfa de
           realizar dos saltos.
                 Decidida y llena de coraje me subf al avion. Sabia que el primer
            salto da una emocion muy fuerte. Se siente la fuerza del viento, la tierra
            alla, a lo lejos. El vacio te jala hacia abajo. Hay gente que en el a  vi on
            se echa para atras, pierde el fmpetu y no se atreve a saltar. Yo no iba a ser
            de esas, sobre todo con el coraje que sentfa.
                 Me prepare frente a la salida con un poco de miedo y como si lo
            hubiera hecho antes.
                 Sin atorarme, sin vacilar, me lance. Al instante de saltar, la sensacion
            me tomo por sorpresa: me sentf elevada hacia otro mundo, acariciada por
           el aire. Olvidandome de todo, disfrute una nueva y maravillosa libertad,
            donde el cuerpo parecfa expandirse sin lfmites. El viento me bafiaba por
            todas partes y me sentfa flotar presa de una felicidad y una emocion
            singulares. Entre en un estado de dicha que nunca antes habfa experi-
            mentado.
                 En ese espacio no hay miedo ni egofsmo. No hay conflictos ni
            celos. En ese espacio los rencores y problemas humanos se disuelven.
            Durante el gozo del vuelo solo existe la libertad de ser una misma en

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