Page 29 - Libro para Angi
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MARiA ANTONIETA OSORNIO RAMiREZ
lagrimas ... y sin embargo, una vez que ha pasado, transfo1ma el alma co mo
lo hace el metal en un fino acero templado a temperaturas muy altas.
La recuperaci6n de un accidente de esta magnitudes algo muy
complicado. La falta de movimiento me atrofi6 las func_iones vitales y
estaba sometida a gran cantidad de medicamentos que, por un lado,
deb fan ayudar a recuperarme, pero por otro alteraban el funcionamiento
"normal". (,Normal? (,Que significa "normal" estando en las condicio-
nes en las que estaba? Ffsicamente me habfa transformado en un ser
deforme, pues estaba conectada por todos los orificios a tubos y
mangueras, y con agujas que representaban en gran parte mi supervi-
vencia. Debido a la Dexametazona estaba hinchada, me habfa brotado
vello en la cara y estaba cubierta de acne. No me habfa visto al espejo
hasta una ocasi6n en que una amiga lleg6 a visitarme por primera vez.
Fue tal su impacto que corri6 al bafio a vomitar. Entonces pedf un
espejo. De haber podido, creo que yo tambien hubiera corrido al bafio
a vomitar porque era un verdadero monstruo. jCuanto habfa cambiado
mi vida! De haber sido la campeona, admirada, envidiada, condecorada,
objeto de todos los honores, me habfa convertido en un guifiapo apestoso
y desaseado cu yo prospecto de vida era es tar confinada a una cama, sin
ningun movimiento corporal mas que del cuello para arriba.
Cada dfa era de lucha. Algunas veces suponfa que pronto saldria
de eso. Otros, por el contrario, pensaba que muy pronto morirfa y todo
terminarfa. En otras ocasiones, entraba en el panico terrible por la
posibilidad de quedarme asf para siempre. Lo cierto es que el tiempo
pasaba, y segufa viva a fuerza de mi voluntad, pero no podfa moverme.
Varios meses despues del accidente empece a recobrar la sensi-
bilidad. Era una paradoja que eso que significaba una mejorfa, al mismo
tiempo implicara todavia mas dolor. Al haber permanecido en una
misma postura, sin movimiento, me habia escarado y llagado, pero no
lo sentia. Cuando empece a recobrar la sensibilidad, gritaba del dolor,
como si me hubiera quemado todo el cuerpo. No resistfa ni siquiera que
me tomaran la presi6n pues la piel habfa despertado a un ardor que me
abarcaba por completo. Simultaneamente este cambio me daba la
esperanza de que quizas podria volver a caminar.
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