Page 24 - Libro para Angi
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La caida
is amigas de muchos afios me cuentan ahora lo arrogante y
soberbia que era en mi epoca de paracaidista. Yo sentia poder
con cualquier cosa. No habia obstaculo que no pudiera veneer
ni disciplina que no dominara. Tenia todo cuanto una mujer
puede desear. Me halagaban constantemente. Era muy guapa, luda el
cabello largo y ondulado y mi cuerpo era fuerte y esbelto gracias al ejer-
cicio tan intenso al que estaba sometida. Mi familia era hermosa, para
entonces ya tenia dos hijitos: Mariela y Paco que se llevaban seis afios.
Habia pasado de ser la nifia desbocada, que se cas6 por romper las
ataduras, a la mujer intrepida y enamorada de su marido. En corto
tiempo habia alcanzado metas importantes y la vida me sonreia a cada
paso o mejor dicho, a cada salto.
Como militar, participaba en desfiles y celebraciones oficiales.
Un veinticuatro de febrero teniamos la comisi6n de realizar un salto en
la celebraci6n por el Dia de la Bandera en Iguala, Guerrero. Serafin, otro
sargento y yo, seriamos los comisionados de formar la ensefia nacional
en el aire, con nuestros paracafdas de colores verde, blanco y rojo.
Habiamos practicado el salto sin ningun contratiempo y aun el hecho
de que el Presidente de la Republica asistiera ya no me impresionaba.
Ese dia mi mayor interes no era el salto sino asistir al Campeonato
Panamericano de Paracaidismo en Uruapan, Michoacan. Por ese moti-
vo tenia preparado un avi6n en Iguala para que al terminar la exhibici6n,
pudiera irme.
La noche anterior nos q uedamos Paco y yo en un hotel de Iguala.
Serafin habia ido a revisar su pelot6n, mientras yo me instalaba. A la
mafiana siguiente despertamos muy temprano y nos alistamos para
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