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Espero que se haya recuperado bien de ese trauma. Yo me quedé con las demás pacientes, atendiendo otros partos
igual de violentos, tratando de compensar los abusos de los/as demás y siendo regañada por ello. Así fue durante
varios meses, hasta que no resistí y presenté mi renuncia.
Este hospital es uno de los más conocidos de la ciudad, cuenta con algunos/as médicos/as excelentes y buenas
instalaciones. Sin embargo, era decepcionante ver cómo nadie aparentaba darse cuenta de que lo que sucedía ahí no
corresponde a las recomendaciones de la OMS. Todos lo veían como normal, como si así debiera suceder siempre.
cesáreas, uso de fórceps y oxitocina...
provocación de atonías uterinas
y consecuente extirpación deL útero
Aparte de los partos violentos, en esa institución se registraba un índice de cesáreas altísimo, 70% solo durante el
turno de la tarde, cuando la OMS dice que máximo debe ser de 15%. Como los/as médicos/as que suelen trabajar
ahí son residentes y se encuentran “en formación”, se buscaba cualquier pretexto para indicar cesáreas y así
practicar, a costa de las pacientes. Lo mismo sucedía con la aplicación de fórceps. Además, se utilizaba una cantidad
de oxitocina excesiva, provocando que muchos partos terminaran en extirpación parcial o total del útero
(histerectomía) por causa de atonías uterinas en pacientes de entre 15 a 20 años. Esto, para ellos no hablaba de
fracaso. Al contrario, era algo positivo porque les permitía practicar las histerectomías obstétricas. Para mí, que
esto ocurriera obedece a la falta de ética.
Creo que algunos médicos, tanto hombres como mujeres – en el fondo – se dan cuenta que no está bien lo que hacen.
Por ello inventan múltiples excusas para justificarse, las cuales han quedado registradas en las historias clínicas,
para que la estadística diga que todas esas cesáreas realmente eran necesarias. Causan problemas en las pacientes
para “tener” que solucionarlos y convencerse a sí mismos/as de que no están usando a las personas, violentando su
seguridad y obstruyendo su calidad de vida futura. Siguen haciendo las cosas como se hacían hace 40 años y les
parece bien. Aunque lean las nuevas propuestas, los artículos y las normas. Aunque la evidencia se encuentre por
todos lados, no la quieren ver. Las propias residentes se han convencido de que el parto es un suplicio, un desastre
para el periné y la vida sexual, así que desean cesáreas para sí mismas. No han entendido que esa no es la única
forma; no pueden ver más allá de lo que siempre han visto. Cuando comenté sobre los partos verticales y en agua,
GÉNERO Y SALUD en cifras
18 Septiembre - Diciembre 2010