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Masculinidades

Diferentes estudios coinciden en que la masculinidad es una construcción social referida a valores
culturalmente aceptados de las prácticas y representaciones de ser hombre. Si nacen con órganos
sexuales que los identifican como varones, la manera en que se comportan, actúan, piensan y se
relacionan en sociedad, con los otros y con las mujeres, forma parte del complejo entramado
de aprender a ser hombre. De ahí que surja la pregunta: ¿cómo se aprende la masculinidad? Es
una respuesta múltiple de acuerdo al contexto social, histórico y otras condicionantes, por lo
que la masculinidad no es una cualidad esencial, biológica y e inamovible. El análisis de género
ha permitido identificar que la masculinidad se construye a partir de su relación con las mujeres,
quienes están subordinadas a ella, aunque en algunas sociedades, de acuerdo a Seidler, la diferencia
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y subordinación se dan por una relación más estrecha de los hombres, entre hombres, con procesos
racionales y menos emocionales, contrario a lo que ocurre con las mujeres, por lo que se desprende
que existen diversas formas de masculinidades: dominantes y subordinadas.

Aunque las primeras investigaciones sobre los hombres, a finales de los 80 e inicios de la década
de los 90, principalmente se enfocaron al machismo entendido como un conjunto de creencias,
actitudes y conductas que descansan sobre dos ideas básicas: por un lado, la polarización de los
sexos, una contraposición de lo masculino y lo femenino según la cual no sólo son diferentes, sino
mutuamente excluyentes; por otro lado, se dedicaron también al análisis de la superioridad de lo
masculino en las áreas consideradas importantes para los hombres. En los últimos años, en América
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Latina, se ha estudiado a los hombres desde sus cuerpos, subjetividades, comportamientos y lo que
se denomina como “no masculino”, lo que se puede interpretar como la “desnaturalización” de la
masculinidad para hablar de las nuevas masculinidades y ha sido, en algún punto, complementario
con los estudios de género.

Así surgió la discusión de las “masculinidades hegemónicas”. El concepto de hegemonía utilizado
para hablar de la masculinidad se entiende como un proceso y no como algo terminado: es la
cuestión de cómo grupos particulares de hombres encarnan posiciones de poder y bienestar, y
cómo legitiman y reproducen las relaciones sociales que generan su dominación.
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