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Intervenir en la cultura organizacional implica impactar en aquellos procesos que conforman las
organizaciones, entendidas éstas como grupos de personas estructurados por una tarea que se basa
en reglas escritas y no escritas, y que regulan las interacciones así como los resultados que se
deben producir. Las organizaciones están generizadas, es decir, se desenvuelven a partir de la
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forma en que las mujeres viven y actúan desde su ser “femenino” y los hombres desde su ser
“masculino”, por lo que adquieren un sentido y significado en su interacción que forma parte de
lo que se espera del comportamiento por ser de uno u otro género, y en el marco de la APF, ellos
ostentan mayores cargos de toma de decisión que ellas, produciendo desigualdad.

Por ello, como estrategia para avanzar hacia la igualdad es necesario continuar con los procesos
transformadores de dichas significaciones, principalmente mediante diagnósticos que permitan
guiar o reorientar la capacitación desde la perspectiva de género, pero también desde la perspectiva
de las masculinidades, como se verá más adelante.

La Organización de las Naciones Unidas en su sector Mujeres advierte que la capacitación para la
igualdad de género:

… es un proceso de transformación que tiene como objetivo proporcionar conocimientos, técnicas y herramientas
para desarrollar habilidades, cambios de actitudes y comportamientos. Es un proceso continuo y de largo plazo
que requiere la voluntad política y el compromiso de todas las partes con el fin de crear sociedades inclusivas
que promueven la igualdad de género.

La capacitación es una herramienta, una estrategia y un medio para llevar a cabo la transformación individual
y colectiva hacia la igualdad de género a través de la concientización, el aprendizaje del empoderamiento,
la construcción del conocimiento y el desarrollo de habilidades. Ayuda a mujeres y hombres a adquirir las
competencias, las habilidades y los conocimientos necesarios para avanzar la igualdad de género en su vida
cotidiana y el trabajo. La capacitación para la igualdad de género es parte integral de nuestros compromisos
con la igualdad de derechos humanos para todas y todos. 10

Sin duda alguna, la capacitación dirigida a lograr la igualdad entre mujeres y hombres ha sido una de
las principales herramientas de la Política Nacional para la Igualdad encabezada por el INMUJERES
y, por lo tanto, de cada dependencia de la APF a través de sus Unidades de Igualdad de Género. 11

Así, a partir de la puesta en marcha (2010) del PCI mediante la estrategia INMUJERES y la
Secretaría de la Función Pública, en el Sector Salud, se iniciaron talleres como el de Sensibilización
y capacitación sobre género, salud y la NOM-046-SSA2-2005, Violencia Familiar, Sexual y Contra
las Mujeres. Criterios de Prevención y Atención, y otro más con enfoque en la prevención y atención
del hostigamiento y acoso sexual.