Page 28 - Cuentos del derecho… y del revés. Historias sobre los derechos de los niños
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Paloma:


               —¿Estás segura de que no me estás hablando de ti ni de nadie que conozcas?


               No, no, nada tonta la señorita Paloma; Lui negó y salió del cubículo antes de que
               le hiciera más preguntas.


               Esa tarde no esperó a que Jimena pudiera escaparse a la hora del baño de Ale,
               sino que ella misma lo hizo, una vez que verificó que no hubieran olvidado la
               toalla. De nuevo Jimena estaba sola y Lui pudo contarle. Así, tal como se lo dijo
               la señorita Paloma. Nadie puede pegarte de esa manera —y eso que la señorita
               Paloma no había visto la mano de la abuelita marcada en la espalda de Jimena—;
               si quisieras podrías hacer que la metieran a la cárcel. (A Lui se le olvidó la

               palabra denuncia.)

               Jimena sonrió y movió la cabeza de un lado a otro.


               —No, cómo crees. Si es mi abuelita. Ni modo que no me castigara, si me salí sin
               avisar y ve qué hora era.


               —¿Y no le puedes decir que te castigue de otras formas? Ve a mí, me quitan la
               tele, los juguetes y me regañan bastante con palabras. Es feo también, pero duele
               menos.


               —Un domingo que llegues al desayuno dile tú —Jimena sonrió y al encogerse
               de hombros dejó escapar un auch.


               Pero Lui no se animó a volver a bajar un domingo al desayuno. Y desde
               entonces, casi sin darse cuenta, dejó de buscar una abuela suplente. Supo que era
               solo a la suya a quien extrañaba.


               Porque sí, no le quedó la menor duda: hay de abuelitas a abuelitas.






               Artículo 19: El Estado debe protegernos de abusos y maltratos, ya sea que
               provengan de nuestro papá, mamá o de cualquier persona.
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