Page 69 - Cuentos del derecho… y del revés. Historias sobre los derechos de los niños
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hizo por él:
—Dice:
NOMBRERÍA DEL SUR
Bazar de nombres
Nombres de todo tipo
Tu nombre en el bolsillo
—¿A poco no parece magia? ¡Justo lo que estamos buscando! Cierran a las
cuatro. ¡Apúrate! Todavía nos da tiempo.
El centro de la ciudad bullía de gente. La tienda estaba en una esquina entre dos
callejones estrechos. Ana, una simpática joven, les dijo que exploraran la tienda
a placer, e incluso les ofreció sin costo alguno un puñado de dulces verdes que
burbujeaban en la lengua antes de liberar un nombre líquido agridulce.
El lugar era extraordinario.
Había nombres de hielo para derretir; flores que producían una corola de
nombres púrpuras antes de marchitarse y desaparecer; nombres que, nadando en
peceras enormes, emitían cadenas de burbujas con diminutas consonantes en su
centro que se hundían lentamente en el fondo arenoso después de reventar en la
superficie; había caracoles de mar que susurraban nombres al oído. En una parte
más oscura se apilaban garrafones repletos de luciérnagas en cuyo abdomen
brillaban intermitentemente los nombres formando las más espléndidas
combinaciones. Los anaqueles exhibían diccionarios de nombres, novelas cuyas
páginas solo contenían nombres, y una sección de repostería de nombres
glaseados (con libros de recetas de nombres). No faltó un perico rojo con los
ojos vendados que adivinaba tu nombre.
Le contaron a Ana su misión y ella les permitió probar cuanto quisieran para
cumplirla. Pero desafortunadamente todo falló. Ante cada nuevo nombre, el niño