Page 98 - Cuentos del derecho… y del revés. Historias sobre los derechos de los niños
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eran niñas también soñaron en que algún día se casarían, que serían aeromozas,
o simplemente tal vez en alguna ocasión fingieron ser parientes de Madonna o
de Cyndi Lauper.
Patricia Ruiz, aún intrigada por el juego infantil, tomó al conejo de trapo que se
encontraba dentro de esos barrotes de madera y lo mostró a las pequeñas.
—¿Y este pobre conejo?
—Ese es Osvaldo —se apresuró a contestar Emilia.
—¿Osvaldo?
—Sí. Es el hijo de Natalia, que como está enfermo, hay que dejarlo encerrado.
—Huy. Eso no está bien.
—Natalia es una mamá que no quiere a su hijo, pero entonces yo la convenzo de
que es un niño que tiene el derecho de que lo traten bien.
—Claro —expresó su madre.
Hubo un silencio; un extraño silencio y una mirada entre Maribel Orozco y su
hija. Emilia sintió que debía llenar ese silencio con unas cuantas palabras más:
—Pero no te preocupes, mamá. Osvaldo no existe.
—Menos mal —dijo aliviada la señora Ruiz, quien quiso compartir una sonrisa
cómplice con su vecina, pero lo que encontró fue una rara expresión de
contrariedad. El perturbador silencio seguía empeñado en seguir presente. Si se
hubiera preguntado a Patricia por qué se sintió incómoda en ese momento, no
habría sabido qué responder, pero sintió que ella y su hija debían irse de ahí.
—Bueno, Emilia, junta tus cosas, que ya nos vamos.
—Pero, mamá...
—Nada. Tenemos que dejar a nuestras nuevas vecinas instalarse bien.