Page 122 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
P. 122
“ESTÁ llamando a la Fuente Plimpea de Macedonia, morada de las musas; si
conoce la extensión del espíritu al que desea invocar, márquela ahora; si no,
espere en la línea para que lo atienda alguno de nuestros nigromantes”, escuché
del otro lado de la línea de mi bola de cristal.
Marqué el número de extensión de mi prima e inmediatamente después se oyó el
tono de llamada (las bolas de cristal funcionan igualito que los teléfonos). Ella
contestó a la cuarta campanada.
—Hola.
—¿Erato? ¿Eres tú? —pregunté algo sorprendido, porque en primera instancia
no pude reconocer muy bien la voz de mi prima.
—Sí, soy yo, ¿quién habla?
—Chong Lee, tu primo el fantasma, ¿cómo estás? —contesté temiendo lo peor.
—Pues aquí, reponiéndome apenas de la despelucada aquella que nos diste a mis
hermanas y a mí esa noche en la que jugamos canasta uruguaya.
Al oír un poco más su voz pude darme cuenta de dos cosas: en primer lugar no
estaba tan enojada como yo creía, y en segundo lugar Erato ya era española. Sí,
así como lo oyes, la última ocasión que nos habíamos visto era griega, pero
ahora hablaba con un acento indiscutiblemente español.
—¿Y qué has hecho en este tiempo? —pregunté tratando de aclararme el
panorama.
—Pues na’, que fui a España a por unos jamones pata negra y a por unos vinos
de La Rioja, y una cosa me llevó a la otra, así que me he hecho española. Es una
suerte que me hayas pillado aquí en Macedonia. La mayor parte del tiempo me
encuentro en mi piso de Madrid.
—¿Y eso por qué?
—Surgió un buen empleo, cuestiones del mercado editorial. He firmado un
contrato como inspiradora en exclusiva para tres escritores españoles. No puedo
quejarme, pues tengo tiempo de sobra. Antes trabajaba para todo el mundo, pero