Page 132 - Llaves a otros mundos
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—Ana, gracias por todo. Vas a estar bien —y se despidió con un abrazo.


               —Lo sé —dijo ella con seguridad.


               Los últimos rayos del sol golpearon la punta nevada del volcán camaleón. La luz
               le regalaba mil tonos de amarillo diferentes. En sus rocosas faldas ya reinaba la
               oscuridad. Más abajo había pequeños poblados y pedazos de bosques dormidos.
               Una fumarola salió de su cráter: delgada, azul y en espiral.
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