Page 67 - Llaves a otros mundos
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Estaba pensando en el insoportable calor que hacía cuando sintió una presencia

               detrás de ella. Volteó y vio a un gigantesco hombre de arena con una lanza de
               vidrio.

               —¿Qué haces aquí? —preguntó el gigante, con voz profunda, cavernosa.


               Ana se sorprendió pero tomó valor para contestarle:


               —Vengo a ver si en este mundo conocen al brujo, y si me pueden ayudar a…


               —¡El brujo! —gritó el gigante—. ¡Oigan todos! ¡Aquí hay alguien que busca a
               Bruno Rufián!


               Y de repente Ana se vio rodeada de cien gigantes con aspecto malhumorado.


               —Aquí no es bienvenido el brujo ni ninguno de sus secuaces. Ve y dile que los
               desercios lo estamos esperando, que tenemos una cuenta pendiente.


               —Pero…


               —Pero nada. Tu amo se llevó nuestro jardín. Di le que nos la pagará aunque nos
               cueste la vida.

               —¡Oigan!, justamente aquí traigo unas semillas —y sacó unas cuantas para

               mostrarlas, pero el gigante la interrumpió sin haber escuchado:

               —¡Vete antes que comencemos la venganza contigo!


               Ana dejó caer los brazos, soltó las semillas y suspiró desilusionada. Le
               molestaba que no la dejaran hablar. Bajo la mirada furiosa de todos los
               desercios, juntó un montoncito de arena, le hizo un hoyo con el dedo e insertó a

               Trece.





               Nombre: BAGGAB


               En este mundo hay plantas. La particularidad es que, en vez de frutas, a las
               plantas les nacen toda clase de bolsas. He clasificado bolsas de mano, de cuero
               fino, de plástico, y hasta mochilas y portafolios. Cuando están demasiado
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