Page 120 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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Personajes Olvidados cuando una tarde, como casi cualquier otra, me topé con

               una escena de lo más curiosa: un Príncipe Verde con todo y su princesa. Él era
               bastante galán, aunque verde, y ella, nada extraordinaria, aunque simpática.
               Tenían algo así como unos catorce años. Primero creí que eran pareja, pero me
               equivoqué. Ya había escuchado los rumores de un supuesto romance entre uno
               de esos muchos príncipes bateados por los escritores y una princesa que ya
               tenía su historia planeada, con todo y los detalles trágicos de una maldición,
               pero me resistía a creer que un caso así se diera en nuestro mundo. Se sabía de
               escándalos donde el “felices para siempre” era nada más por encimita, pero de
               allí a que una princesa comprometida y todo diera paseos por el bosque en
               compañía de un príncipe distinto al asignado, eso sí que era otro nivel.


               Y como evidentemente no tenía nada mejor que hacer, los seguí. Sí, sí, fue por vil
               curiosidad, pero vaya que eso cambió el rumbo de nuestras vidas.


               Iban a una sección del bosque que la mayoría solíamos evitar: la mansión del
               mago oscuro Rigardo. Muchos de nosotros respetábamos y admirábamos que un
               niñito tan amable fuera el gran villano de una historia. Para mí era como una
               estrella de rock, con la apariencia de un niño de diez años. Era increíble cómo
               se había colado por la puerta grande de la imaginación de un escritor y había
               puesto a dos reinos a parir chayotes con su embrujo-acertijo. Ése fue durante
               algún tiempo el chisme que alimentó las habladurías que un enano puede oír
               por allí porque, a veces, la gente no percibe cuando paso tras los arbustos
               (sobra decir que es por mi estatura). Más de una vez escuché cosas como:
               “Dicen que están tan desesperados que la reina solicitó la ayuda de los seres

               abismales, porque no encuentran la solución al acertijo”. “Yo escuché que el rey
               le entregó su anillo al elfo de la Montaña de la Desmemoria”. “¿Supiste que el
               gnomo del rey que hizo el trato con Rigardo está vivo? Oí que el mago es tan
               poderoso que lo mandó a la luna y no lo dejará bajar hasta que atrape al conejo
               que vive allí y se lo cocine para la cena”. “Yo escuché que lo convirtió en piedra
               y lo tiene de adorno en casa de su madre”. “Pero ¿acaso tiene?”. “Claro que
               sí; ¿o crees que nació por generación espontánea?”. “Pues no parece; si yo
               fuera su mamá, le habría puesto unas buenas nalgadas por andar de mago
               oscuro en vez de estudiar la raíz cuadrada”. “¿Y de qué sirve eso si puede
               controlar las emociones de los demás?”. “Pero nadie sabe quién es su mamá, ¿o
               sí? Para tener un hijo así debe ser poderosísima”. “O sus poderes provienen del
               papá, pero tampoco se sabe quién es”. “Un pajarito me dijo que es un personaje
               súper famoso del Mundo de los Cuentos de Hadas, y que por eso nadie dice de

               dónde salió”. “Como que tú hablas mucho con los pájaros, ¿no?”.
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