Page 87 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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—Príncipe Verde…
—¡Oh, Anjana!, no sabía que seguías por aquí.
—No me voy a ir, no vaya a ser que se te olvide que éste es mi libro.
—Claro, claro, no se me olvida. Estaba a punto de empezar a hablar de ti, sólo
que los lectores primero tienen que conocerme un poco.
—Sí, sí, lo sé, pero ten presente que la historia se trata de mí.
—Por supuesto, a eso iba, ¡ejem, ejem!:
El asunto de los colores que arruinó
una posible boda
Para cuando me enteré de que nacería una nueva princesa en nuestro mundo, ya
era muy tarde, pues el escritor que la había ideado, en un ataque de pánico ante
el escrutinio social, había decidido convertirla en la más hermosa de las
hermosas y perfecta entre las perfectas de todas las princesas y, además, optado
por la poco original idea de casarla con el casi mítico Príncipe Azul, lo cual ya
era de esperarse si consideramos que parecía que el proyecto se resumía en que
fuera “perfecta”, es decir, aburrida.
Para no deprimirme me repetía constantemente: “Pero, ¡por los encantamientos
de todas las hadas!, alguien tan original como tú, el Príncipe Verde, merece una
princesa distinta. Si el escritor ha pensado en casarla con el Príncipe Azul es
para darles el más feliz de todos los finales felices, así que, sin duda, la historia
será de lo más predecible, y un galán tan original como tú merece una historia
diferente”.
Claro que esos pensamientos eran nada más para disimular mi tristeza de que
otro escritor me hubiera dejado en la banca de los príncipes con posibilidades